¡Y el monstruo se convierte en leyenda!


«Jack el Destripador… no vendrá, ¿verdad?» dijo uno de los miembros de las Trece Espadas con voz cansada mientras empezaba su cena tardía.

Era cerca de medianoche y la fecha estaba a punto de cambiar.

«Parece que se asustó y huyó después de todo».

«Oí que había derrotado a los artistas marciales de Wakoku. Qué decepcionante.»

«¿Acaso no es bueno? Si Las Trece Espadas unimos nuestras fuerzas, nadie podrá contra nosotros.»

«Parece que reunimos demasiada fuerza. Fue demasiado para Jack el Destripador».

Las Trece Espadas rieron burlonamente.

«Difundamos el rumor después de que salga el sol. Jack el Destripador huyó despavorido, mientras que Las Trece Espadas siguen en pie. Así nadie se atreverá a subestimarnos de nuevo…»

Justo cuando el Conde Shiro empezó a decir eso, el coliseo se iluminó suavemente.

La luz se hizo gradualmente más fuerte, como si reaccionara a algo.

«Q-Qué es eso…»

«Parece que ha venido después de todo. Los artefactos están reaccionando al poder mágico del intruso».

Todo el coliseo brillaba intensamente y la barrera mágica formaba una cúpula.

Y justo allí, en el centro, el Payaso empapado en sangre había aparecido tan repentinamente.

«¿Ese es Jack el Destripador?»

«Un payaso empapado en sangre. Tal y como decían los informes».

«Hmm… no parece muy fuerte.»

«No puedes juzgar a un libro por su portada. Pero al menos es lo suficientemente tonto como para caer en nuestra trampa.»

«Sin duda alguna. Bueno, esto será una distracción divertida».

Las Trece Espadas se inclinaron hacia delante para observar a Jack el Destripador en el coliseo.

«Jack el Destripador. Qué bien que hayas venido sin huir. Pero nos has hecho esperar. ¿Tardaste en armarte de valor?».

El Conde Shiro habló de manera exagerada.

Pero Jack el Destripador no se movió ni un centímetro.

«Di algo. Debes tener asuntos que tratar con nosotros, Las Trece Espadas, para venir aquí. Si tienes algún rencor, lo escucharemos. ¿Matamos a tus padres? ¿O vendido a tus hijos? ¿Te robamos tu fortuna? Lo siento, son demasiados para que los recuerde».

Sólo la risa de Las Trece Espadas resonaba en el coliseo.

«¿Tiemblas de miedo y no puedes hablar? Bueno, he preparado un juego especial sólo para ti. Las reglas son simples. Derrota a todos los asesinos que hemos preparado. Entonces la barrera que rodea el coliseo se levantará. ¿Quizás entonces puedas intentar matarnos como amenazaste?».

El Conde Shiro miró a Jack el Destripador con arrogancia.

«Para que quede claro, esta barrera está hecha con un poderoso artefacto. Cuesta más de lo que podrías ganar en cien vidas. No te molestes en intentar romperla solo con fuerza bruta. ¡Tu único camino es derrotar a cada uno de los asesinos!»

El Conde Shiro extendió los brazos y gritó con fuerza.

«¡Ahora, comencemos! Que venga adentro, ¡el primer asesino!»

Las puertas del coliseo se abrieron y entró un espadachín.

Un hombre enorme portando una enorme espada, vistiendo una gruesa y pesada armadura. Balanceó con facilidad la enorme espada antes de girarse para hacer una reverencia a los espectadores de Las Trece Espadas.

«Este hombre es un espadachín mágico de la ciudad estado de Esparta. Invicto en 200 combates en el Coliseo de Esparta, del que se dice que es el más brutal del mundo. Con su robusta espada ha cortado en dos a todos los que se le han enfrentado, ¡lo que le ha valido el título de [Carnicero]! «

Butcher[1] se acercó pavoneándose y miró a Jack el Destripador.

«Oye, he oído que algunos tipos desagradables estaban reunidos en la sala de espera, así que me preguntaba a quién me enfrentaría, ¿Pero, es sólo un payaso?».

Butcher sonrió y se echó la espada al hombro.

«¡Bueno, pues que empiece el primer combate!».

En cuanto empezó el combate, Butcher blandió su espada.

Un tremendo ruido e impacto sacudió el coliseo.

«Woah, que espada tan robusta…»

«Así que este es un espadachín espartano. Es mucho mejor de lo que esperaba…»

«Pero no le dio.»

Así es, el golpe de Butcher no conectó.

Pero no fue porque Jack el Destripador esquivara, la trayectoria simplemente falló desde el principio.

«Ese fallo fue a propósito. Acabarlo de un golpe no sería divertido para el público. Un maestro espadachín no sólo trata de ganar, sino de entretener al público».

Butcher volvió a alzar con confianza la gran espada sobre su hombro.

«Vamos, payaso. Te tengo acorralado. No has podido reaccionar en absoluto a ese golpe. Por mucho que te esfuerces, no podrás vencerme. Pero no te preocupes, ¡hacer un combate decente contra los débiles también es Trabajo de un espadachín!»

Al decir eso Butcher fue pateado en el aire.

Escupiendo sangre de su cara destrozada, chocó contra el techo de la barrera y se quedó allí clavado como si fuera un insecto aplastado.

La sangre empezó a gotear, manchando al Payaso. Lentamente, bajó la pierna extendida.

«El ganador es… Jack el Destripador.» El Conde Shiro apenas alcanzó a decir aquello.

Las Trece Espadas zumbaron ruidosamente.

«¿Qué ha pasado?»

«Solo una patada. Una patada imposiblemente rápida…»

«Conde Butler, ¿vio eso?»

«Apenas. Puedo presumir de mi habilidad marcial, pero él…»

«Ahora que lo pienso, el Conde Butler es todo un espadachín expermientado. ¿No?»

«No me jodas. ¿Ha ganado con solo una patada?»

«Pero el primer asalto estaba destinado a ser una victoria fácil para él. Esto está dentro de lo esperado, ¿verdad?»

«Deberíamos cambiar el próximo oponente. ¿Está de acuerdo, Conde Butler?»

«Si…»

Nadie se opuso.

El Conde Shiro bebió un poco de vino y llamó al siguiente oponente.

«¡Ahora que entre, el segundo oponente!»

Los tres que aparecieron eran espadachines.

«¡Son los capitanes de la legendaria tropa mercenaria [Lobo Blanco], fue famosa en la guerra civil de Vegalta! Sin embargo, su jefe Doem Ketsuhat fue asesinado en la guerra del Reino de Oriana, ¡dejándoles en la ruina financiera! Estos son veteranos endurecidos que nunca debieron estar aquí, ¡cada uno más hábil que Butcher! ¡Sean testigos de su coordinación perfeccionada en el campo de batalla, y de su férreo espíritu forjado por sus penurias empresariales!!!»

Los tres eran espadachines experimentados de entre 30 y 40 años.

Iban armados con espada, hacha y lanza respectivamente.

Sus agudas miradas estaban fijas en Jack el Destripador.

«¿Qué te parece?» dijo el mercenario espadachín.

«No puedo decirlo. Su habilidad es completamente ilegible. Pero eso en sí ya es anormal».

El mercenario del hacha dijo.

«Pensé que esto sería un trabajo fácil. No te ofendas por ser superado en número.» dijo el mercenario de la lanza, y los tres prepararon sus armas.

«¡Entonces, que comience el segundo combate!»

En cuanto empezó, los tres se desplegaron para rodear a Jack el Destripador.

Se distanciaron con cuidado y estuvieron atentos a cualquier movimiento. Pero Jack el Destripador permaneció inmóvil.

Los capitanes del [Lobo Blanco] lo rodearon lentamente.

Un círculo, dos círculos, tres…

Nada cambió a medida que pasaba el aburrido tiempo.

«Sólo están dando vueltas en círculos.» dijo uno de los miembros de Las Trece Espadas.

Voces insatisfechas se alzaron en señal de acuerdo.

Seguramente el [Lobo Blanco] también podía oírlo, sin embargo, no alteraron sus movimientos, dando vueltas continuamente alrededor de Jack el Destripador.

Exteriormente, nada cambió en la batalla.

Pero un sutil cambio estaba ocurriendo con los mercenarios de [Lobo Blanco].

Cantidades anormales de sudor corrían por los rostros de los tres.

Y poco a poco, su respiración se volvió agitada, sus ojos estaban inyectados en sangre por la extrema concentración.

Una inquietante tensión se extendió por el coliseo, y las voces insatisfechas se desvanecieron.

Un silencio sepulcral se apoderó de los alrededores.

En ese momento, Jack el Destripador se movió.

Sólo dio un paso adelante.

Fue un paso casual, inofensivo, descuidado.

Pero la reacción del Lobo Blanco fue anormal.

En un instante, habían saltado hacia los bordes del coliseo.

Respiración agitada, expresiones tensas. Y las armas temblando en sus manos hablaban de sus emociones.

Un miedo que nunca antes habían sentido antes se había apoderado de ellos. Ante sus ojos sólo había un payaso extraño.

Sin embargo, los ojos de los mercenarios lo veían como si fuera el fin del mundo.

Uno de los mercenarios bajó su espada.

El lancero y el hachero pronto siguieron, bajando sus armas al mismo tiempo.

«Para… esto no vale la pena…» dijo el espadachín con voz temblorosa.

«¿Parar…? ¿¡No me digas que piensas renunciar!? ¡Eso es incumplimiento de contrato!»

«Somos mercenarios. Estamos preparados para morir en el campo de batalla, pero ¿morir en un sótano húmedo y desierto? No, gracias.» dijo el lancero.

«¡¿Me estás jodiendo?! ¿¡Has olvidado la multa!? Si se rumorea que los capitanes de [Lobo Blanco] han huido, ¡tu reputación quedará arruinada!»

«Pagaremos cualquier cantidad, ya sean 100 o 200 millones. Difundan los rumores que quieran.» dijo el hachero con una sonrisa irónica.

«¡Tú…! ¿Qué te hace tanta gracia?»

«Qué tonto pareces, pensando que vivirás para ver el mañana».

Los tres mercenarios le dieron la espalda y abandonaron el coliseo.

Jack el Destripador no los persiguió. Sólo se rio suavemente detrás de su máscara.

«¡Esos malditos… esos mercenarios incivilizados!» El rostro del Conde Shiro enrojeció de ira.

«Menuda decepción».

«Deberíamos castigar a esos tontos mercenarios. Envía un equipo de persecución».

«[Lobo Blanco] también está acabado. Y pensar que esos idiotas eran capitanes.»

La tez del Conde Butler estaba muy pálida.

«Conde, ¿se siente mal?»

«Tal vez sea mejor aplastarlos con toda nuestra fuerza.»

«¿De qué está hablando, Conde Butler?»

«…No pude entender nada de la reciente batalla.»

«Bueno, ellos sólo iban en círculos, así que tampoco es algo que podamos entender.»

«Pero conozco la fuerza del capitán de [Lobo Blanco]. Sin duda son el grupo de mercenarios más elitista de este continente.»

«Que sean los mejores del continente ya es algo».

Las Trece Espadas se rieron como si se estuvieran burlando de ellos.

«Huyeron sin luchar. Es una huida deshonrosa frente al enemigo. Debe haber una razón».

«¿Cuál es la razón?»

«Para ellos, Jack el Destripador podría haber sido un monstruo más allá de su imaginación.»

«…Eso es absurdo. El Conde Butler parece disfrutar asustándonos.»

«Bueno, dejemos las burlas a un lado, sigamos el consejo del Conde y preparemos un oponente decente para la próxima ronda. ¿Qué tal el maestro de espadas de Vegalta?»

«De acuerdo, suena bien. Oye, cambia el oponente».

Cuando se le transmitió esto al Mayordomo, este pareció disgustado.

«Bueno, en realidad… el maestro de la espada de Vegalta se ha retirado.»

«¿Qué? ¿¡Se ha retirado!? ¿Se ha marchado?»

«Sí. Dijo: ‘Tengo un mal presentimiento’ y se marchó».

«¿Lo dejaste ir, así como así?»

«Sí, devolvió toda la recompensa y desapareció como el viento. Nadie pudo atraparle…»

«Pero qué demonios… ¡Esta gente está jugando con nosotros! ¡Basta ya! ¡Invoquen a los demonios de las ciudades-estado y a las leyendas de las ciudades sin ley!» Gritó el enfurecido Conde Shiro.

«¡Sí, ahora mismo!»

El mayordomo se apresuró a marcharse.

«Realmente, es tan molesto.»

«Bueno, cálmese, Conde. Esa persona conejo no parecía fuerte desde el principio.»

«Es una espadachín única y exótica. Tal vez los rumores se han extendido. Espadachines populares, pero sin poder están por todas partes.»

«Traer peces al azar sólo traería vergüenza. Con los demonios de las ciudades-estado y las leyendas de las ciudades sin ley debería bastar».

«Aunque todavía hay muchos espadachines, usar a los mejores luchadores al principio, y de dos en dos…»

«Bueno, está bien. Prolongarlo no lo hará más agradable. ¿Le parece bien, Conde Butler?»

«Ah…» El barón asintió, con expresión sombría.

Entonces aparecieron en el coliseo los monstruos de las ciudades-estado y las leyendas de las ciudades sin ley.

Jack el Destripador se enfrentó simultáneamente a los dos oponentes, haciéndolos retroceder sin esfuerzo y sin sudar.

«Ese es… Jack el Destripador…» dijo Alexia con un jadeo, mientras observaba los combates.

La batalla era completamente unilateral. Contra dos maestros, Jack el Destripador se limitó a jugar con ellos.

Los monstruos de las ciudades-estado y las leyendas de las ciudades sin ley se dieron la vuelta y huyeron, cortados a tiras, dejando atrás el coliseo empapado de sangre.

«Es como si ni siquiera lo intentara…».

Lo que más sorprendió a Alexia fue cómo Jack el Destripador no parecía estar luchando en serio en lo absoluto.

Incluso a los ojos de Alexia, los monstruos y leyendas eran espadachines bastante hábiles. No eran meros luchadores rumoreados, sino que poseían una habilidad real.

Atormentar unilateralmente a tales oponentes estaba más allá de la habilidad ordinaria. Por lo que Alexia sabía, sólo un hombre era capaz de esto.

«Shadow…»

La fuerza de Jack el Destripador podría rivalizar con la de Shadow.

Por increíble que pareciera, no se le ocurría otra explicación.

Lo que más molestaba a Alexia era cómo el aura de Jack el Destripador se parecía ligeramente a la de Shadow.

«Pero eso no puede ser…»

Su movimiento y calidad mágica son diferentes a los de Shadow.

Alexia recordó que el dios de la guerra le dijo que los movimientos de los maestros se parecían de manera fundamental.

«Princesa Alexia, ¿qué vas a hacer?» susurró Christina.

«Vamos a esperar.»

«Pero con todo el mundo centrado en Jack el Destripador, ¿no es ahora un momento oportuno?».

«No, más tarde será más fácil moverse».

«¿Más tarde?»

«Sí, después de que todo termine».

Alexia centró su mirada en Jack el Destripador en el coliseo, sin perderse un solo movimiento. Incluso se olvidó de parpadear.

Los siguientes oponentes ya se habían alineado en el coliseo.

Eran más de cien.

«Es simplemente ridículo. Retener fuerzas para reducirlas… ese es el sello de una nación condenada».

«¿Puede Jack el Destripador derrotar a tantos espadachines?»

Los espadachines que rodeaban a Jack el Destripador eran todos de primera clase.

Alexia juzgó que esta era realmente su fuerza de combate. De mayor calidad que los caballeros reales, cuidadosamente reunidos por Las Trece Espadas.

«He empezado a entender un poco. Lo que es la fuerza. La brecha entre ellos y yo.»

«¿Cómo se ve Jack el Destripador a los ojos de la Princesa Alexia?»

«Veamos…»

Alexia hizo una pausa, considerando cuidadosamente sus palabras.

«Está a otro nivel». Murmuró.

«¿Es tan… Diferente?»

«Gokuri…» Kanade tragó saliva y…

«Mi sirviente Jack el Destripador… mátalos. Masacra a los tontos miembros de las Trece Espadas» Dijo suavemente…

En el momento siguiente, más de cien espadachines atacaron a Jack el Destripador.

«¿Q-Qué sucedió aquí…?» Murmuró aturdido el Conde Shiro.

Los miembros espectadores de Las Trece Espadas se quedaron en silencio, como si se hubieran quedado mudos.

Su estado de ánimo había cambiado tras la derrota de los monstruos y leyendas.

Los monstruos de la Ciudad-Estado solo dejaron un rasguño en la máscara de Jack el Destripador, mientras que las leyendas de la ciudad sin ley solo rasgaron su disfraz.

Pero eso fue todo lo que consiguieron.

Sus movimientos fueron vistos de inmediato e impotentemente burlados.

Entonces, alguien dijo.

[¿Había aquí alguien más fuerte que ellos?]

Nadie respondió. Porque Las Trece Espadas habían enviado a sus selecciones más fuertes, los monstruos y las leyendas.

El miedo se extendió al instante.

La arrogancia desapareció de los rostros de Las Trece Espadas.

Así que enviaron a todos los espadachines sin dudarlo.

La batalla aún no había terminado, pero el resultado ya estaba claro.

Todos los espadachines mágicos enviados por Las Trece Espadas habían muerto.

En el centro de la arena manchada de sangre, Jack el Destripador observaba en silencio al público.

«¡Lo siento, pero debo despedirme! Conde Shiro, ¡tome la responsabilidad de terminar con esto!»

Cuando uno de Las Trece Espadas se levantó para marcharse, los demás empezaron a agitarse también, como si hubiera estallado un dique.

«¡Esperen, espérenme! ¡Todavía no estoy listo…!»

El Conde Shiro se aferró desesperadamente a Las Trece Espadas que se marchaban.

En ese momento, sonó una voz grave pero digna.

«Ya, ya, ¿por qué tanta prisa en irse?» Apareció entonces entre el público un hombre de digna edad madura.

«¡Ah, Duque D’Aquaican! ¡Has llegado!»

«He venido porque sois unos incompetentes».

Ante las palabras condescendientes del Duque D’Aquaican, algunos de Las Trece Espadas hicieron una mueca, pero no hablaron.

«Pero llegados a este punto, ¿qué más se puede hacer…?».

«Hmph. He traído un arma secreta del Culto para ayudaros, tontos» Mientras hablaba, el Duque D’Aquaican señaló la arena.

Allí estaba una figura cubierta con una capucha. No, ¿podía esa cosa llamarse humana?

«¿Un arma del Culto…? ¿Pero qué demonios es eso?»

La silueta oculta bajo la larga túnica estaba distorsionada, más parecida a alguna criatura no humana.

«¡Kukuku! Es un arma humana creada por el Culto mediante incontables experimentos humanos. Ahora, ¡revela tu forma!»

A la orden del Duque D’Aquaican, el arma humana se despojó de su túnica.

Su figura deforme quedó al descubierto.

«¡Eso es…!»

Allí yacía un bulto distorsionado de carne retorcida.

Incluso era difícil determinar su sexo. ¿Era un hombre… no, una mujer? Parecía vagamente femenino, pero ¿tenía el género algún significado para este trozo de carne?

Un monstruo que apenas conserva la forma humana.

«Su nombre designado es Experimento 227 Millia. Así la llamaron».

«¿Ella… es una mujer?»

«Ella era un sujeto experimental de la Facción Fenrir. Derrotada por Shadow Garden, fue eliminada, pero investigadores de la Facción Loki la recuperaron y revivieron.»

«Derrotada por Shadow Garden…»

Suspiros de decepción escaparon de Las Trece Espadas.

«Pero no os preocupéis. Los investigadores de la Facción Loki mejoraron a un sujeto experimental de la Facción Fenrir. Es el resultado de combinar las tecnologías de facciones que nunca deberían cruzarse. El arma humana definitiva. Su poder es más de diez veces mayor que antes… o eso me han dicho». El Duque D’Aquaican se adelantó y los alentó.

«¡Experimento 227 Millia! ¡Te lo ordeno, mata a Jack el Destripador!»

Y así, la batalla comenzó.

El deforme experimento Millia cargó como una bestia.

A toda velocidad, rodeó a Jack el Destripador.

Entonces su enorme brazo derecho se balanceó hacia abajo.

«¿Ohh?»

Un tremendo torrente de poder mágico rugió a través de la arena.

La supuestamente irrompible barrera chirrió y gimió bajo la tensión.

«¿Q-Qué es ese poder mágico…?»

La arena sufrió profundas sacudidas que alteraron el terreno.

«¿Dónde está…? ¿Adónde ha ido?»

En la arena sólo quedaba Millia, con el brazo derecho aún extendido por el golpe.

No había rastro de Jack el Destripador. Había sido borrado sin dejar rastro.

«Al final, todo fue demasiado anticlimático…» murmuró el Conde Shiro En la ahora silenciosa audiencia.

Las Trece Espadas también tenían algo parecido al alivio en sus rostros.

«Como era de esperar del arma humana definitiva creada por el Culto. Por un momento pensé que la barrera se rompería».

«Jajaja, esta barrera no puede ser rota por nadie. Sin embargo, por un instante, dudé. Tal es el poder del Culto».

«Deberíamos fortalecer aún más los lazos con el Culto».

Aquellas palabras eran las que murmuraban los miembros de las Trece Espadas.

«Ciertamente. Aunque estos incidentes costaron muchas vidas a las Trece Espadas de la Noche, hemos establecido una conexión con la Facción Loki gracias a nuestros esfuerzos.»

Mientras el Duque D’Aquican hablaba, un aplauso sonó de repente desde algún lugar.

«Sí, todo por las Cuchillas de la Noche».

El Duque D’Aquaican miró a su alrededor.

Pero nadie aplaudía.

Entre las miradas confusas, sólo los aplausos secos resonaban entre el público. Entre ellos, un hombre estaba sentado con el rostro pálido y tembloroso.

Era el conde Butler.

Con dedos temblorosos, señaló un asiento vacío.

«¿Qué ocurre, Conde Butler?» preguntó perplejo el Duque D’Aquaican.

«¡Ahí…!» dijo, señalando el asiento vacío.

O al menos, debería haber estado vacío.

Sin embargo, de alguna manera, un payaso bañado en sangre ahora se sentaba allí.

«¿¡Jack el Destripador!? ¿Cómo es que llegó allí? «

Como arañas dispersándose, Las Trece Espadas huyeron de Jack el Destripador.

«¿¡La barrera!? ¿Qué pasa con la barrera?

Con la barrera intacta, Jack el Destripador no debería haber podido aparecer entre el público.

«¡¿Cómo…?!»

Jack el Destripador dejó de aplaudir y se levantó lentamente, Tenía una carta del Siete de Picas en su mano.

Con una calma natural, lanzó la carta.

Como si el tiempo mismo se hubiera detenido, nadie pudo detener los lánguidos movimientos de Jack el Destripador.

Thunk.

Con un pequeño sonido, la tarjeta se incrustó profundamente en la cabeza de uno de los miembros de las Trece Espadas.

«Ah, ahh…»

El sujeto se desplomó hacia adelante, convulsionando violentamente.

Nadie pudo moverse. En silencio, se limitaron a observar el charco de sangre que se expandía.

Sus vidas estaban en sus manos. Todos lo sabían, lo sentían. Moverse era la muerte, gritar era la muerte, incluso la inacción significaba la muerte.

Bajo esa tensión extrema, Jack el Destripador continuó sus movimientos pausados, sacando una carta tras otra.

El ocho de picas.

El Nueve de picas.

El diez de picas.

La jota de picas.

La reina de picas.

El rey de picas.

Exactamente seis cartas.

Jack el Destripador abrió en abanico el mismo número de cartas que de miembros de las Trece espadas había ahí, luego sacó el Ocho de Picas.

Lentamente apuntó.

El miembro de las Trece espadas que estaba siendo apuntado sacudió la cabeza salvajemente.

«N-no… ¡Ayúdenme…!»

En respuesta a aquello, un poder mágico creció en la arena.

Era el Experimento 227 Millia.

En un instante acortó la distancia y blandió su hinchado brazo derecho contra Jack el Destripador.

Resonó un tremendo impacto. Una y otra vez sonaron golpes ensordecedores.

Sin embargo, Jack el Destripador ni se inmutó.

Experimento 227 Millia continuó golpeando la brillante barrera que se interponía entre ella y Jack.

«¡La barrera…!» Alguien gritó con voz estrangulada.

La barrera seguía intacta Y obstruía a Millia.

Sin embargo, ¿cómo estaba Jack el Destripador aquí?

Nadie podía comprenderlo.

En medio de los estruendosos impactos que sacudían la atmósfera, Jack el Destripador lanzó el Ocho de Picas.

Uno murió.

Lanzó el Nueve de Picas.

Murió otro.

Se preparó para lanzar el Diez de Picas.

Murió otro.

Boom, boom, Millia siguió golpeando la barrera.

«Por eso… por eso les dije… que lo destruyeran por completo… ¡Es un monstruo…!»

El Ocho de Picas atravesó el corazón del Conde Butler antes de que pudiera terminar de hablar.

Agarrándose el pecho con desesperación, el Conde Butler se derrumbó.

«¡Eso es! La barrera… ¡Desactiven la barrera! ¡Que alguien disipe la barrera!» Gritó desesperadamente el Conde Shiro.

Pero nadie respondió a su súplica.

«¡Alguien! ¡Que venga alguien! ¡Que venga alguien! ¡Que venga alguien! ¡Que venga alguien! ¡Cualquiera! ¡Cualquiera! ¡Cualquiera! ¡Cualquiera!» El Conde Shiro gritaba como un loco.

No, sus ojos habían perdido completamente la cordura.

«¡Quien sea! ¡Quien sea! Quien… sea…»

La Reina de Picas se alojó profundamente en su garganta.

Tosiendo húmedamente, el Conde Shiro murió con una expresión de desesperación.

Sólo quedó el Duque D’Aquaican.

Se sentó en el suelo sin fuerzas.

Jack el Destripador sostenía el Rey de Espadas, haciéndolo girar despreocupadamente… como si jugara con la vida del hombre.

«¿Quién eres…? ¿Qué clase de monstruo vendría a un lugar como éste…?».

Su voz era débil e indigna del líder de las Trece Espadas de la Noche.

«¡Sálvame, haré cualquier cosa, pagaré cualquier precio…!»

Jack el Destripador giró hábilmente el Rey de Espadas.

«¡Bajaré la cabeza y me disculparé cuanto sea necesario, por favor, sólo mi vida…!».

El Duque D’Aquaican se postró y raspó la frente contra el suelo en señal de disculpa.

«¡Sólo mi vida… sólo perdona mi vida…!».

Entonces el Rey de Espadas se incrustó en la nuca de la cabeza inclinada del Duque D’Aquaican.

Las Trece Espadas de la Noche fueron aniquilados en ese momento.

La agonía del Duque D’Aquaican fue como una disculpa al mundo entero.

Los fútiles golpes de Millia contra la barrera resonaban huecos.

Jack el Destripador observó una vez más los cadáveres del público antes de volverse hacia Millia.

Millia simplemente continuó golpeando la barrera.

Lentamente, Jack el Destripador avanzó hacia la barrera.

Y entonces Jack el Destripador estiró su brazo para tocarla. El poder mágico azul-purpureo se extendió desde ese punto como humo, y entonces su cuerpo pasó al interior de la barrera.

Millia se lanzó inmediatamente al ataque.

«¡Gwoooooooooooooooooooooooooooooooooh!» Con un rugido de júbilo, su oscilante brazo derecho lanzó por los aires al desprevenido Jack el Destripador.

Se estampó contra la pared con una fuerza tremenda. Sin embargo, como si nada hubiera pasado, se levantó tranquilamente y fijó sus ojos en Millia una vez más.

«¡Gwaaaaaaa!» Millia cargó como una bestia.

Su enorme cuerpo, su habilidad física y su poder mágico se fundieron en una perfección absoluta: la mayor obra maestra de la Orden.

Se convirtió en una violencia abrumadora que destruyó la arena y sacudió incluso la resistente barrera.

Como un pinball, el cuerpo de Jack el Destripador rebotaba. Una y otra vez, dio tumbos por la arena. Sin embargo, no cayó.

Aunque los ataques conectaron, dispersó hábilmente los impactos y esquivó los golpes mortales.

Sus ojos miraban fijamente a Millia.

«¡Gyaaaaaaa!» Millia rugió.

Derramando fluidos corporales de color negro carmesí, su carne se deformaba y transformaba. De su espalda, su pecho e incluso su cara brotaron innumerables y delgados tentáculos.

Momentos después cubrieron la arena con un tono y una forma siniestros y se extendieron hasta ser incontables.

Superando fácilmente el millar, los tentáculos rodearon a Jack el Destripador. Entonces, como si fueran uno solo, se clavaron en él.

En un instante, los tentáculos atravesaron todo el cuerpo de Jack el Destripador.

Sólo quedaron los tentáculos retorciéndose.

Parece una masa de lombrices, pensó Christina.

Jack el Destripador empalado por los tentáculos ya no era visible. Al ver sólo los tentáculos viscosos y siniestramente retorcidos, le recordó a las lombrices de tierra.

«¿Ha muerto…?» Preguntó Alexia quien estaba a su lado, pareciendo medio escéptica.

«No lo sé. No entiendo por qué murió de forma tan anticlimática».

«No se defendió en absoluto».

«Sí…»

Jack el Destripador no mostró ninguna intención de contraatacar.

Como él deseaba, Las Trece Espadas de la Noche habían muerto.

Fue el final para aquellos que gobernaron el submundo criminal del Reino de Midgar durante tanto tiempo.

Era un final vergonzoso para aquellos que habían sido tan vigorosos. Christina tuvo que reprimir el impulso de sonreír.

En cualquier caso, las Trece Espadas de la Noche ya no existían, y el objetivo de Jack el Destripador se había cumplido.

Su batalla con Millia era irrelevante para ese objetivo.

«Tal vez estaba satisfecho con su objetivo cumplido…» Ella dijo aquello, pero de alguna manera no encajaba.

«Sobrevivir entre tantos tentáculos sería difícil». Alexia habló sombríamente.

Cada tentáculo era resistente y estaba imbuido de poderosa magia. Y seguían aumentando.

Era natural para ella pensar de esa manera.

Pero justo entonces.

Una luz azul purpurea se filtró por los huecos de los tentáculos. Al principio era sólo un débil resplandor de puntos dispersos, pero la luz pronto se derramó por todas partes, tiñendo la arena de un color azul purpureo.

«¿¡Q-Qué es este poder mágico…!?»

Era asombrosamente poderoso. El creciente poder mágico hizo volar todos los tentáculos.

«¡Gwaaaaaa!» Millia grito.

Arañando los tentáculos cortados, gritó de dolor.

La luz azul-purpurea se asentó gradualmente.

De pie había un hombre envuelto en un abrigo largo de color negro azabache.

«¡No puede ser…!»

Sus botas resonaban mientras caminaba.

«Mi nombre es Shadow…….El que acecha en las sombras y caza en las Sombras»

Con una voz que resonaba desde el abismo, habló.

«Shadow… ¿Por qué está…?» Alexia estaba estupefacta.

Christina también estaba confusa. Pero sintió que su aparición aquí tenía algún significado.

Tenía una razón.

Dijo que había algo que tenía que lograr, incluso si eso significaba recorrer un camino manchado de sangre.

Christina quería ser testigo de ese camino hasta el final.

«¡G…gggghhhh!»

La confusión no se limitaba a Christina y sus compañeros.

También Millia había dejado de moverse ante Shadow quién apareció de repente.

«¡Gaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!»

Del caos paso al odio.

«¡Jaaaaaaaaaaadoooooooooooooooooooooooo!» Era su primera voz humana.

Sonaba como si estuviera gritando «Shadow».

«¡Shaaaadooooooooooooooooowwwww!»

Sonidos chirriantes se escuchaban mientras nuevos tentáculos atravesaban su piel. Millia atacó a Shadow con esos tentáculos y su fuerte brazo derecho.

Fue una tormenta de golpes continuos. Numerosos tentáculos se acercaron, pero su brazo derecho los barrió con tremenda fuerza.

En medio de la embestida implacable, Shadow bailó; Atravesando los tentáculos, esquivando por poco el brazo derecho de Millia, como los pétalos de una flor al viento.

Danzando con gallardía, golpeaba con pequeñas espinas en medio.

Trazos azul-purpúreos se grabaron en el cuerpo de Millia mientras su carne era cortada.

La sangre de Millia se dispersó y las marcas mágicas azul-purpúreas se aferraron a sus heridas.

A medida que pasaba el tiempo, más cicatrices azul-purpúreas aparecían en el cuerpo de Millia.

«¿Por qué… no la destruyes?» preguntó Alexia. «Ese monstruo es indudablemente fuerte. Pero Shadow aún tiene margen. Es como si la estuviera probando».

Christina estuvo de acuerdo con esa opinión.

¿Por qué no matarlo de un solo golpe? Ella sabía que Shadow tenía tanto poder.

«Debe haber una razón.»

«¿Una razón?»

«Él tiene una misión. Vamos a verlo a través de… este camino empapado de sangre «.

«¿Eh?»

Alexia ladeó la cabeza, y en ese momento.

«¡Shaaaaadoooowwww!» El grito de Millia hizo eco.

Estaba claro. Sin lugar a dudas, ella estaba gritando «Shadow».

«Su voz… ¿está volviendo?».

La voz de Millia se acercaba cada vez más a la de una chica humana.

Millia atacaba en un bombardeo implacable mientras que un rastro de color azul brillante entre se extendía entre los huecos de sus ataques.

La magia de color azul se aferró al cuerpo de Millia, llegando a cubrirla por completo.

«¡E-Eso es…!»

El cuerpo de Millia se había reducido una talla.

La carne hinchada del monstruo se había destruido, dejando al descubierto la piel blanca y moteada de una chica.

Estaba volviendo de monstruo a humana.

«La magia azul la está curando…»

Christina se dio cuenta de que se estaba recuperando en los lugares donde se concentraba la magia azul.

Suave piel blanca, grotesca carne de monstruo, zarcillos como hilos. Aquella mezcla dejó salir un gemido afligido.

«¡Sha-dow!»

Se dio cuenta de que la voz lloraba.

La mitad de su rostro había vuelto a ser el de una niña, con lágrimas de sangre brotando de sus ojos.

«¡Sha-dow!» La chica estaba llorando.

Llorando, con la forma de una mezcla entre humano y monstruo, manipulaba los zarcillos y su brazo derecho.

Sus movimientos cambiaron gradualmente del vigor de un monstruo a la agilidad de un humano.

Y entonces, zarcillos suficientes para llenar toda la arena brotaron de la piel blanca de la chica.

«¡Sha…dow!»

Dejó escapar un doloroso gemido.

La sangre fluía de donde brotaban los zarcillos.

Luego, manipuló los innumerables zarcillos y finalmente inmovilizó las extremidades de Shadow.

Ella bajó su brazo derecho.

Pero Shadow cortó los zarcillos y cortó el brazo derecho de Millia.

El brazo monstruo fue cortado y bailó por el aire.

Ese brazo derecho no volvería a su forma humana.

Sin embargo, su brazo izquierdo siguió siendo humano. Y, en su mano izquierda empuñaba una daga.

¿Dónde la había escondido?

Hasta ahora, sólo había movido el brazo derecho. En esa mano izquierda siempre estaba agarrando algo. Agarraba la daga como si fuera algo precioso.

«¡Shadoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooowww! «

Sostenía la daga con intención de clavarla y atravesar el corazón de la Shadow.

«… Impresionante,» dijo Shadow.

Al mismo tiempo, un torrente de magia azul-purpureo envolvió a Millia. Su daga se detuvo justo antes de que el corazón de Shadow fuera atravesado.

«Ahh …»

La inteligencia pareció volver a los ojos de Millia. Poco después los tentáculos desaparecieron y, con un estruendo, la daga cayó al suelo.

Era una daga con una gema roja.

Grabadas en la empuñadura estaban las palabras «[Para mi queridísima hija Millia]».

«Pa…pa…» murmuró ella, para poco después desplomarse en el suelo.

¿Había sido Shadow quien detuvo la daga, o había sido ella?

Shadow levantó a la inconsciente Millia y agitó el brazo. Entonces, unas mujeres envueltas en trajes negros aparecieron alrededor de Shadow.

¿Dónde se habían escondido sin que se dieran cuenta?

Estaban arrodilladas, esperando la orden de su amo.

«Límpienla».

Al decir esto, Shadow entregó a Millia a una mujer que parecía ser la líder del grupo y desapareció sin más.

Tras confirmar la marcha de Shadow, las mujeres se dispersaron y empezaron a trabajar.

La líder recuperó a Millia, su brazo derecho y la daga, y luego miró en dirección a donde se escondían Christina y las demás.

Luego levantó la barbilla hacia la salida.

‘Las dejaré marchar, así que salgan de aquí’. Era lo que decía su expresión.

«Nos han descubierto…» dijo Alexia con un sudor frío.

«¡Eek!»

Kanade estaba súper asustada.

«¿Qué debemos hacer?» preguntó Christina.

«De momento hagamos como que nos vamos. No te preocupes, nos escabulliremos pronto».

Alexia suspiró y salió del pasadizo oculto.

Kanade se apresuró a seguirla. Christina miró hacia atrás una sola vez.

«¿Es este el camino que has elegido…?».

El que hablaba de recorrer un camino empapado de sangre había salvado a aquel monstruo.

Al igual que antes había salvado a Christina de una crisis, salvaría a muchos a lo largo de su camino destinado.

Para Christina, ese camino empapado de sangre parecía brillar intensamente.

Jack el Destripador, quien alguna vez sacudió la capital real, desapareció tras matar a las Trece Espadas de la Noche.

Surgieron muchas especulaciones sobre su verdadera identidad, calificándolo con títulos como asesino de Vegalta, espíritu vengativo de un espadachín legendario y otros rumores infundados.

Las voces que proclamaban que Jack el Destripador era Shadow fueron desmentidas por la Orden de los Caballeros.

Al final, la identidad de Jack el Destripador permaneció desconocida.

Con muchos caballeros y espadachines reforzando la seguridad, la noche en la que mató a siete de las Trece Espadas de la Noche se convirtió en una leyenda, y debido a la fuerza abrumadora más allá del sentido común, la teoría predominante se inclinó a que era un espíritu vengativo o demonio.

Dentro de unos cien años probablemente se emitirá en todo el mundo una película titulada [¿La impactante verdadera identidad de Jack el Destripador?]

En cualquier caso, fue perfecto. Mi objetivo se había cumplido.

Jack el Destripador se convirtió en una leyenda, esculpida en la historia.

«¿Pasó algo bueno?»

Dijo el hombre sentado frente a mí—el jefe de la División de Investigación de la Orden de los Caballeros, Gray, creo.

Actualmente estoy siendo interrogado como testigo en relación con el incidente.

«Con una persona tan excelente como usted en la Orden de los Caballeros, Jack el Destripador habría sido arrestado inmediatamente. Eso es lo que pensé.» dije aquello, aunque realmente no lo creyera.

«Por supuesto, así es. Tienes bastante perspectiva para tu edad.» Gray asintió repetidamente con satisfacción.

«Entonces, sólo para confirmarlo por última vez, no entraste en la Mansión Blanca, ¿correcto?».

«Sí, por supuesto. Eso sería allanamiento de morada, estaba demasiado asustado para seguir…»

«La Princesa Alexia es bastante problemática. Irrumpir imprudentemente en la Mansión Blanca, su testimonio es cuestionable ahora.»

«Ah, bueno um, el rumor de que Jack el Destripador es Shadow…»

«Eso es claramente sólo un rumor. Desde que Shadow está campando a sus anchas por la capital, quieren calumniar que la Orden de los Caballeros ha sido burlada por él.»

«Pero, la princesa Alexia dice que lo vio…»

«Estaba oscuro, ella debe haber confundido lo que vio. No hay otros testigos, y la Princesa Alexia está en esa edad dónde quiere llamar la atención…»

«Con que era eso…»

«Así es. Bueno, parece que ya es hora. Gracias por toda tu cooperación. Creo que esta será la última vez que te interroguemos.»

«Ah, muchas gracias.»

«Entonces cuídate bien.»

Hice una reverencia a Gray y salí de la sala de interrogatorios que no tenía ventanas.

Ese hombre, su capacidad deductiva era terrible pero su habilidad con la espada no parece ser mala. En vez de andar investigando creo que estaría mejor simplemente blandiendo su espada en el campo, pensé.

Ahora bien, me pregunto si Kanade será la siguiente en ser interrogada. La habían llamado conmigo.

Me dirigí por el pasillo hacia la sala de espera.

Por el camino, me crucé con un hombre que llamó mi atención.

«¿Hm?» Me detuve y miré al hombre con el que me había cruzado.

«¿Necesitas algo?»

El hombre también se detuvo y me miró. Era Un hombre alto con ojos como hilos. Tenía un porte suave y una leve sonrisa.

«No, no es nada».

«Ya veo, aunque tú eres… no olvídalo, no es nada».

Parecía que iba a decir algo, pero se detuvo a mitad de la frase.

Luego se marchó con esa débil sonrisa.

Yo también empecé a caminar otra vez. Mientras sentía su presencia alejarse a mis espaldas.

Y poco después, simplemente entró en la sala de interrogatorios de Gray.

«Parecía bastante fuerte.» Murmuré en voz baja.

Al entrar en la sala de interrogatorios, el hombre tomó asiento frente a Gray.

«¡Ha venido!» Gray se apresuró a hacer una reverencia a modo de saludo.

«Lo hiciste demasiado tarde.» Dijo el hombre.

«¿Demasiado tarde?»

«Fuiste muy lento en notarme».

«Lo siento, cuando borras tu presencia, no puedo notarte hasta que estás justo delante de mí…»

«El chico de antes sí se dio cuenta».

«El chico… ¿Te refieres a Cid Kagenou?»

«No sé su nombre. Era ese chico de pelo negro que me crucé en el pasillo».

«Es un espadachín de notas más bien bajas… ¿No cree que haya podido ser una coincidencia?»

«Puede que sí. Las coincidencias pueden ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento.» Al decir eso, sonrió.

Para él esto no era más que una charla trivial, y probablemente se olvidaría del chico para mañana. Era así de insignificante.

«La caída de las Trece Espadas de la Noche es lamentable».

«S-sí, disculpas. Nos estábamos moviendo por nuestra parte también, pero las fuerzas que podemos movilizar libremente en el Reino de Midgar son escasas…»

«No se puede evitar. Debido a la estupidez de Fenrir, nuestra influencia sobre el Reino de Midgar ha disminuido. Shadow Garden no desaprovechó esa oportunidad».

«¿Esto afecta al plan?»

«No hay problemas. Las [Fauces que destruirán a las Sombras] definitivamente tendrá éxito».

«La habilidad de Shadow superaba las expectativas. Según los informes, sujeto experimental # 227 Millia fue derrotada completamente… «

«Parece que todo está dentro de los parámetros previstos. » diciendo eso, el hombre se rio burlonamente.

«Con las Trece Espadas de la Noche destruidas, los peones que podemos mover en el Reino de Midgar han disminuido. Puede que necesite hacer uso de ti, así que prepárate».

«Entendido, Lord Loki.»

«Muy bien entonces, cuento contigo.»

Tras decir eso simplemente desapareció. La única persona que quedo dentro de aquella sala fue Gray, completamente solo.


[1] TLF: El significado es “Carnicero” pero como me gusta más el título en inglés que lo dejaré como tal y solo usaré el español “Carnicero” en situaciones muy puntuales, se siente mas cómodo.



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Categorías: Eminence in Shadow

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