Suplemento: ¡La Heredera del Monstruo!


Para Eliza, había sido una semana terrible.

Las Trece Espadas de la Noche fueron asesinadas una por una, y finalmente su padre nunca regresó. Los bienes de la familia D’Aquaican fueron confiscados uno a uno en nombre de la investigación, y finalmente los echaron de la mansión.

Cada día, Eliza D’Aquaican sentía que más y más gente y dinero la abandonaban.

“¡Tienes que estar bromeando!” gritó Eliza quien se encontraba en una habitación de una cabaña improvisada.

Arrojó su vaso contra la pared y miró el resultado con rabia.

“¡Años de ser alabada y respetada, pero ahora…!”.

¿Por qué tenía que pasar por esto? Si seguía así, perdería el juicio. Muchos nobles ya habían abandonado la familia D’Aquaican.

“Aún no, aún no ha terminado…”

Pero no todos los nobles se habían ido.

Los otros miembros de la facción de las Trece Espadas de la Noche eran como su familia jurada, y su vínculo era irrompible. Sus familias habían perdido a sus líderes, estaban siendo investigados y pasaban por momentos difíciles. Sin embargo, esa fue la razón para unirse otra vez.

“Reuniré a la próxima generación de líderes de las Trece Espadas… ¡No permitiré que acabe así de nuevo, nunca!”.

Estaba bien, era consciente de la debilidad de los caballeros y del juez.

Si la próxima generación de Trece Espadas se unía y ejercía presión, la situación podría revertirse fácilmente. Eliza así lo creía.

“¡Reuniré a las Trece Espadas de la Noche de nuevo y celebraré una reunión! ¡Reúne a la gente!”

Eliza llamó a sus subordinados que debían estar esperando en la habitación contigua.

Sin embargo, nadie apareció.

“¡Alguien! ¿Hay alguien ahí?”

Abrió la puerta de la habitación contigua con cara de duda. Pero, allí no había nadie.

Sólo la ventana estaba abierta de par en par y entraba el frío aire nocturno.

“¿Fueron al baño…? Me aseguraré de castigarlos más tarde.” dijo esto con una sonrisa cruel.

Justo entonces, unos extraños pasos sonaron detrás de ella.

Picha.

“Aquí estás, ¿dónde has estado…?” La voz de Eliza se detuvo al darse la vuelta.

Justo en frente de ella se encontraba aquel maldito payaso.

“A-Ahh… ¡J-Jack el Destripador…!”

Sobresaltada, Eliza dio un paso atrás.

El payaso ensangrentado con otro paso *Picha* acortó la distancia.

“¡N-No…! ¡N-No te acerques más!”. Asustada, lanzó todo lo que encontró cerca de ella.

Pero eso no detendrá la caminata del Payaso, y Eliza pronto se vio acorralada contra la pared.

“F-fue mi culpa… me disculparé, ¿q-qué quieres?”

Y Entonces Eliza sonrió seductoramente con una expresión traviesa.

“Eh, ¿qué quieres? Haré lo que tú quieras…”.

Lo miró y dejó escapar una voz suave.

Se quitó despreocupadamente el fino negligé, dejando al descubierto su blanca piel.

Jack el Destripador le miró.

Al ver su reacción, Eliza empezó a quitarse aún más el negligé.

“Ufufu…”

Su mirada se posó en su blanco pecho.

Y justo allí, un cuchillo fue clavado.

“¡Agh…!”

Sangre roja goteaba de su piel blanca y pura.

“¡¡¡Aaaaaaaaaaah!!! ¡¡¡C-Cómo te atreves!!!”

Eliza atacó a Jack el Destripador con todas sus fuerzas, luego cayó al suelo y se presionó la herida en el pecho.

“¡Cómo te atreves! ¡cómo te atreves túúú…!”.

Vomitó sangre mientras miraba a Jack el Destripador con una expresión vengativa.

Y entonces, Eliza lo miró sorprendida.

“Tú… ¿por qué?”.

La máscara de Jack el Destripador se había caído. Su máscara debió desprenderse cuando Eliza lo empezó a atacar. Con un pequeño ruido la máscara cayó al suelo cerca de él.

“¿Por qué, por qué tú…?”

La cara de Jack el Destripador pertenecía a una colegiala que Eliza conocía bien.

“¡¿Por qué tú, Christina!?”

Era Christina Hope.

Observó a Eliza con una expresión cruel.

*Cough*… P-Pensar que tu eras Jack el Destripador…” dijo Eliza, con cara de asombro.

La sangre goteaba de su pecho, esparciéndose por el suelo y sobre su máscara.

“Te equivocas.” declaró mientras agarraba nuevamente la máscara.

“¿Qué me equivoco? ¿Qué quieres decir…?”

“Solo lo sustituí”.

“¿Solo… Sustituirlo…?”

“Sí. Apareció ante mí. Por fin entendí lo que significaba”.

“¿Eh…?”

“Me mostró su misión, su camino manchado de sangre”.

“¿De qué estás hablando…?”

“Este país está podrido. La espada de la justicia es inútil. Para erradicar el mal, se necesita aún más mal. Me puso a prueba para ver si estaba preparada”.

Christina se puso entonces su máscara de payaso mientras sonreía ampliamente.

“Esto es lo que estaba esperando”.

Con eso, clavó el cuchillo en el pecho de Eliza.

“¡No, d-detente…!”

Ese fue el último grito de Eliza.

Christina torció y giró el cuchillo y luego lo sacó al instante. Una gran cantidad de sangre empezó a brotar de su pecho.

“Gohogh…gof…!”

Mirando a Eliza, quien empezaba a enmudecer, Christina sacó un naipe de cartas. Y luego, lo hundió en la herida del pecho de Eliza.

“Me llamo Jack el Destripador… Destruyo el mal, y corto el mal…”.

El naipe era una imagen del Joker.



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Categorías: Eminence in Shadow

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