Confíamelo


“Te lo agradezco” dijo Joseph de forma instintiva y, aquellas palabras, fueron sin duda sus verdaderos y más íntimos sentimientos. Incluso si sus sospechas y cautela seguían sin desaparecer, parecía sinceramente agradecido.

Joseph se sentó erguido, su pesado cuerpo ejercía una inmensa presión sobre la vieja tumbona, provocando un fuerte crujido. Con una mueca de dolor, decidió ponerse de pie.

El dueño de la librería agitó las manos con indiferencia y dijo: “Está bien, ayudar a los clientes es algo que debo hacer. De todos modos, ¿cómo te sientes ahora?”

Joseph movió sus músculos y articulaciones cerrando su puño, mientras lo hacía, creó un sonido parecido al de la cuerda de un arco tensándose. Era como si este puño fuera un arco tensado lleno de energía acumulada que desplegaría un poder extremadamente sorprendente cuando fuera liberado.

Tomó un profundo respiro, Calmando así su mente. A diferencia de situaciones pasadas en las que se vio atormentado por delirios, sus sentidos estaban excepcionalmente más claros. Era un estado de relajación sin precedentes.

Aún quedaban restos de los sentimientos de Candela.

Serenidad, euforia, consuelo…

Incapaz de controlarse, una sonrisa de alivio apareció en el rostro de Joseph. Esa sensación de estar en su mejor momento había vuelto por fin después de dos años.

Lin Jie observó desde un lado, mientras sus labios se torcían ligeramente. Si el puño de este tío golpeará a alguien, muy probablemente sería mortal. Ahora sentía que su conjetura había sido bastante acertada.

Esta postura, realmente tiene el aire de un militar… Esa mirada austera y esa aura peligrosa que pone los pelos de punta.

“Ahora estoy bien. De hecho nunca he estado tan bien como ahora”, asintió Joseph mientras retiraba el puño cerrado y adoptaba una postura normal.

En el fondo, reflexionaba sobre lo que había dicho el librero. Ayudar a los clientes es algo que debo hacer… ¿Quiere decir que adopta una postura neutral y ayuda a cualquier cliente independientemente de quién sea?

Incluso un atroz y cruel mago negro como Wilde, o un acabado y destruido caballero empeñado en vengarse como yo. No, esto parece más un desordenado deseo de ser amable. Cualquiera que entre en esta librería recibirá ayuda de este propietario.

Joseph solo había presenciado este tipo de modus operandi en una comunidad especifica—Elfos.

Una raza minoritaria de tiempos remotos que aún no se había extinguido hasta nuestros días, los elfos eran seres de larga vida, gráciles y adeptos a muchas artes.

A Joseph le pareció que el aura de este librero que tenía delante era muy parecidas a las suyas.

Sólo con una larga vida se perdería el deseo de determinar que era el bien y que era el mal y, en su lugar, se dedicaría a perseguir nuevos intereses.

El librero trataba a los demás con cortesía y un aire natural de gracia. Además, regentar una librería y su afición por la lectura de libros se correspondía con la afinidad que los elfos tenían por las artes. Los humanos no tenían demasiado interés por los libros hoy en día.

Casualmente, el primer propietario de la espada demoníaca Candela era un elfo llamado Candela. Además, según las leyendas de tiempos ya olvidados, Candela era un príncipe del antiguo reino de los elfos y más tarde se convirtió en el rey de los elfos lunares. Además, también se le conocía por otros dos nombres: ‘Raíz de la Gran Pestilencia’ y ‘Primer Lunático’.

Su descenso a la locura se perdió hace tiempo en la historia, pero lo único conocido es que se había suicidado con su propia espada.

La espada se convirtió en una cuña que crucificó su alma.

Su alma se convirtió en una maldición, haciendo que esta espada se convirtiera en una espada demoníaca. Así, el príncipe y su espada llegaron a compartir nombre.

A partir de entonces, todo portador de la espada demoníaca acabaría muriendo tras volverse loco.

Antes de hoy, Joseph pensaba que no estaba muy lejos de encontrarse con este final. Sin embargo, ¡ahora todo era diferente!

El libro que tenía en la mano podía aplacar a la espada demoníaca Candela. Por lo tanto, al pensar en ello, pensó que el dueño de una librería capaz de poseer un libro así sólo podía ser un elfo…

Dada esta suposición, la ausencia de perturbaciones en el éter tenía sentido. Si un elfo había sobrevivido desde la antigüedad hasta el presente, ¡no sería capaz de utilizar su poder en otros aspectos aparte de prolongar su propia vida!

Ahora, al recordar lo que le había dicho el librero, Joseph empezó a comprenderlo todo.

Levantando el libro en su mano, Joseph miró hacia el dueño de la biblioteca y murmuró: “Antes mencionaste que éste era el único ejemplar y que te gustaba leerlo… ¿Se puede tomar prestado?”.

Lin Jie parpadeó una vez y luego soltó una risita: “Por supuesto, no lo habría sacado ni recomendado si no fuera así”. Carraspeando, Lin Jie continuó. “En realidad, sentí que este libro era muy adecuado para ti desde el momento en que te vi por primera vez”.

“Muchos otros como tú sufren un gran dolor por la angustia interior y el arrepentimiento, encontrándose a menudo faltos de fuerza y resolución. Como resultado, cosas como esta como consecuencia de dudar de uno mismo acaban por volverte loco.”

Por desgracia, Lin Jie había visto veteranos de guerra antes. A menudo, sus errores y experiencias en el campo de batalla les carcomían por dentro porque la mayoría de las veces, incluso el más pequeño de los errores en el campo de batalla podía costar fácilmente una vida.

“Pero en realidad, no es ningún dolor lo que les derrota, sino su frágil bondad”.

Joseph se quedó atónito y murmuró: “¿Bondad?”.

Había conocido a dos anteriores portadores de la espada demoníaca, ambos reputados Grandes Caballeros Radiantes de la Torre del Rito Secreto. Ambos realizaron muchas grandes hazañas y tenían principios perfectos.

Pero al final, sin excepción, fueron corrompidos por la espada demoníaca. ¡Al final, su mayor pesar fue su falta de fuerza que les hizo incapaces de controlar completamente la espada demoníaca!

Lin Jie sacudió la cabeza mientras echaba una larga y profunda mirada a Joseph, y luego volvió a ponerse detrás del mostrador. Cruzándose de brazos, continuó: “La amabilidad es algo bueno. Pero la palabra clave aquí es fragilidad”.

“Las expectativas de estas personas son demasiado altas debido a su moral virtuosa y su sentido de la responsabilidad. Para dar ayuda y fe a los demás, tales personas se armarían para aparentar que nada puede derribarlas, pero en realidad, tales defensas son especialmente frágiles.”

“Una vez que el espíritu se desmorona, cualquier cosa puede convertirse en una grieta en esa armadura. Esta bondad puede salvar a otros, pero es impotente para salvarse a sí misma.

Y cuando miras al abismo el tiempo suficiente, el abismo te devuelve la mirada… Hay momentos en los que no es necesario ser un héroe omnipotente, sino una persona corriente. Retirarse en el momento adecuado es una forma de coraje y no debe abrumarte”.

¡Sopa de pollo repartida! Es imposible que no te hayan conmovido. Lin Jie puso su habitual sonrisa profesional.

Esta era una clásica técnica de marketing del Maestro Lin, unir al cliente y la mercancía para que se sintiera merecedor de tal artículo.

Joseph reflexionó sobre las palabras de Lin Jie y se sintió ligeramente iluminado.

Así que ese es el caso…

La corrupción de la espada demoníaca no ocurrió de la noche a la mañana. Los Caballeros tenían ideales impecables, pero con el tiempo fueron erosionados.

Siempre habían asumido que la maldición era demasiado poderosa. Pero nadie esperaba que detrás de todo esto, ¡estaba la espada demoníaca controlando los ‘demonios internos’ de su portador!

¡Hemos estado equivocados todo este tiempo! ¡Maldita sea!

“Pero ¿sólo aplacarlo funcionará durante mucho tiempo?” preguntó Joseph con el ceño fruncido.

¿Hmm?

“Por supuesto que no”, respondió Lin Jie sacudiendo la cabeza. Pero rápidamente le siguió una sonrisa. “Pero si lo deseas, puedo ayudarte si me lo confías para que sea efectivo a largo plazo”.

Jeje, si esto ocurre, ¿no habría conseguido un cliente a largo plazo que quiere resolver sus problemas emocionales? Lin Jie pensó para sí encantado.





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