<<5>> — Pérdida
Los recuerdos de los días siguientes eran borrosos.
El dragón parecía haber memorizado qué hacer para que Lucella pudiera comer la carne, así que masticó la carne que trajo de algún lado, la cocinó con sus llamas y se la ofreció.
Lucella comía en un estado difuso causado por la fiebre y se desmayaba una vez que comía hasta saciarse.
El Dragón continuó calentando a Lucella con su garganta.
También sintió como si le hubieran echado algo agua fría por la garganta.
No lo recordaba con claridad, pero creía haberse ensuciado un par de veces para luego ser lamido por todas partes por el dragón.
Cuando Lucella despertó una mañana, finalmente sintió que estaba vivo.
Arrastró su diminuto cuerpo sudoroso y se levantó mientras se apoyaba en el cuello del dragón, y miró el sol de la mañana.
La luz del sol recién salido llenó los ojos de Lucella junto al canto de las aves que cantaban para anunciar la mañana.
El dragón dormía mientras escupía llamas como el horno de una herrería.
El nido del dragón era un lugar particularmente abierto en esta montaña, y el terreno también estaba anormalmente elevado.
Cuando Lucella dio un paso tambaleante hacia adelante, algo entró en su visión de inmediato.
Eran los restos de un gran huevo con una cáscara gruesa.
Los fragmentos estaban completamente cubiertos de barro seco y, además, no había suficientes para completarlo tomando en cuenta el gran tamaño del huevo.
Un acantilado era visible sobre los árboles desde el lugar donde Lucella estaba mirando. Allí se podía ver un derrumbe masivo. Era algo que ocurrió antes de que Lucella llegara a esta montaña.
Fue una fuerte lluvia, considerada como algo de una vez cada cien años incluso para esta zona lluviosa.
Las inundaciones que causó desataron desastres como deslizamientos de tierra y desbordamientos de ríos en las cercanías del Monte Kuguse.
Lo más probable es que los fragmentos restantes, así como el dragón que aún no había nacido fueron enterrados durante ese deslizamiento de tierra.
La historia parecía ser que el dragón había hecho su nido a mitad de camino en este acantilado y estaba incubando su huevo allí. Esa posición normalmente protegería al huevo de los ataques de bestias y sinvergüenzas, así como de hundirse bajo la lluvia. Excepto por una lluvia torrencial que ocurre cada cien años y que podría derrumbar el acantilado por completo.
—Huh? Por qué sé dónde estaba el nido del dragón?
Lucella simplemente lo sabía por alguna razón.
Sintió como si lo hubiera escuchado en algún lugar de alguna persona, pero no podía recodar de quién o en qué circunstancias.
Los recuerdos de Lucella, sus recuerdos como humano, estaban borrosos en su mente como si alguien los hubiera borrado bruscamente con una goma de borrar a lo escrito con un lápiz.
Pero al ver el huevo roto, Lucella lo entendió en silencio.
«Ya veo, así que había terminado.»
Por alguna razón, estaba convencido de ello.
Una sensación de pérdida se extendió por sus extremidades.
«Lucella.»
Ese era seguramente el nombre que se suponía que la madre dragón le daría a su cría.
Lucella había escuchado previamente sobre el otorgamiento de nombres de cierto practicante. Dar un nombre significaba definir una existencia y dar una forma clara a algo indefinido y vago.
Si es así, entonces…
Qué pasaría si una gran existencia como la de un dragón definiera a Lucella como su propia hija al darle el «nombre de su hija»?
Lo más probable es que se volvería una etiqueta con algún tipo de fuerza detrás.
Incluso después de darse cuenta de eso, Lucella no se sintió particularmente sorprendido. Más bien, incluso se sintió conmovido. Aunque tenía algunas reservas sobre convertirse en una niña.
El dragón salvó la vida de Lucella. Lo había cuidado con devoción como si fuera su propio hijo enfermo. Nunca pensó que un dragón de todas las cosas se preocuparía por él tanto como lo hizo. Sintió una calidez extendiéndose en su corazón ante ese pensamiento.
Sin embargo, como si se hubiera tragado un trozo de hielo, o si tuviera una pequeña espina clavada en su dedo, a algo en él le costaba aceptar esta situación.
Sin embargo, él mismo no entendía por qué era eso.
Cuando el dragón se despertó y vio a Lucella caminando con sus propios pies, se sintió abrumado por las emociones y acurrucó su hocico más cerca.
Con «lluvia que ocurre cada 100 años» o como sea que la haya puesto, me refiero a que es tan rara que se dice que ocurre cada 100 años, no que ocurre regularmente cada siglo. No pude encontrar el término o expresión correcta para describir esto bien… Si se les ocurre algo me lo pueden decir y lo corrijo.
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