<<35>> — El esperado no regreso

La entrada a esa casa no tenía señales de haber sido limpiada por al menos un par de meses. Había varios tipos de basura derramándose del basurero afuera y también había una exhibición de botellas de alcohol.

Parecía que el dueño tenía al menos suficiente cordura restante para sacar la basura, pero no tenía la voluntad o dignidad para desechar todo correctamente.

Cuando Tim comenzó a tocar la puerta, tomó tres intentos para que el dueño finalmente apareciera.

“S-Sí, qué pasa…? Ya debería haber pagado por el alcohol… verdad? Creo que lo hice……”

Era un hombre sin afeitar completamente marchito. El hombre, que se veía tanto de mediana edad como viejo, miró tímidamente a Tim con ojos desenfocados y suspiró un aliento que apestaba a alcohol.

“Eres el Doctor Charles Reiner?”

“Por favor, no me llames doctor. Tuve suficiente de eso. No estoy calificado para ello…”

Charles desvió la mirada, como evitando algo que olía terrible y sacudió su mano, como alejando un insecto.

Pero Tim y los otros cuatro (o quizás tres y un animal? Kafal estaba junto a ellos) no se movieron.

“Qué quieren? Solo váyanse. No voy a volver a examinar a nadie.”

“Recuerdas al gerente que trabajaba con el grupo Séptimo Dado?”

Su reacción fue dramática.

A pesar de su estado de ebriedad y confusión, sus ojos se abrieron de golpe, hasta casi saltar de su delgado rostro, luego colapsó y comenzó a gritar mientras tiraba de su cabello con mechones blancos.

“E-Eeek! Aaaaaaaagh!!”

“Qué ocurre?!”

“Hey, cálmate!!”

Tim prácticamente lo levantó mientras se retorcía.

“Sabes qué pasó?!”

“Yo… yo… prácticamente soy el que lo mató!”

“Cálmate. Cálmate y explica todo. Lo estamos buscando.”

Charles aún tenía sus ojos desenfocados, pero empezó a hablar como si una represa hubiera sido destruida por el agua.

Él… solía vivir con una mujer —quizás su hermana, quizás su novia— llamada Giselle. Giselle era mi paciente. Ella sufría de una maldición continua… y lo único que podía hacer era extender su vida ligeramente y aliviar su dolor… Cuando llegó al punto de la desesperación… vino a mí y preguntó… si había algún modo de curar a Giselle. Y entonces… ahh… ahhhh…….”

La voz de Charles estaba mezclada con arrepentimiento tan profundamente que parecía llegar a las profundidades de la tierra.

“Y entonces lo dije… que una medicina hecha del huevo de un dragón podría ser capaz de salvarla…! Ese sujeto definitivamente entró el Monte Kuguse luego de eso!! Soy un asesino!!”

Huevo de dragón.

“Ah…”

Una voz salió de la boca de Lucella. Un huevo antes de que un nuevo dragón naciera de él. Era la fuerza vital más condensada en el mundo. Se decía que comerlo incluso salvaría a alguien al borde de la muerte.

Pero era casi imposible conseguir un huevo de dragón.

Como para compensar su longevidad y gran poder, los dragones rara vez criaban descendientes, así que intentar robar sus huevos sería igual a provocar la ira de los aterradores y poderosos dragones.

Pero ahora, el dragón rojo del Monte Kuguse estaba incubando un huevo.

Dado que vivía sola, quizás era posible hacerlo sin ser vistos.

——“Huuh? En el Monte Kuguse? Qué asuntos tienes allá…”——

Él lo sabía. Gemel no era un hombre en quien valía la pena confiar. Así que evitó cuidadosamente hablar sobre su objetivo. Incluso mantuvo en secreto la información sobre la ubicación del nido del dragón, qué le costó mucho obtener.

——“Okay, lo tengo. Vamos con eso. Cualquier cosa que obtengamos es nuestra. Tú comprarás la cosa que necesitas por un precio razonable. Aunque viene con una tarifa por la guía. Puedes pagarlo? Oh bueno… preparate para trabajar duro gratis por el resto de tu vida. Si escapas, te voy a atrapar de seguro y te voy a vender a un comerciante de esclavos o algo, entendido?”——

No le importaba. Si podía salvar a Giselle, no le importaba lo que pasara después. No… si podía salvarla, no le importaba incluso si tenía que ofrecer su vida por ello.

“Lo recordé…”

Y entonces. Finalmente, ver el huevo roto, Lucella lo entendió en silencio.

——Ya veo, así que terminó.

Por alguna razón, estaba convencido de ello.

“Lucella?!”

Lucella se dio la vuelta y comenzó a correr. Sabía la ubicación. Sabía el camino. Recordó el lugar donde solía vivir con ella! Lo recordó!

——Giselle!

Lucella corrió por la ciudad como una tormenta carmesí.

Saltó sobre los edificios que estaban en el camino como un dragón volando sobre ellos, sorprendiendo a los transeúntes de los alrededores.

——Cómo pude llegar a olvidarte, Giselle!!

Lucella siguió adelante, empujado por los meses de impaciencia cayendo sobre él de una vez.

Era uno de los edificios de apartamentos antiguos frente al canal. Un edificio rectangular oscurecido por las gotas de lluvia. Tenía un estrecho pasillo con buzones en fila.

Había una pieza de arte en el techo que aparentemente servía como una lámpara mágica hace treinta años. Las escaleras estaban oscuras, como llenas de hollín. Y la puerta a la habitación 202 había sido dejada media abierta.

“Giselle…!”

Un viento lleno de humedad pasó por el lugar. Entró a la habitación cuando Lucella abrió la puerta, sacudiendo las cortinas en el interior.

No había muebles. Tampoco la cama junto a la ventana. Ni la silla frente a la chimenea. La habitación estaba miserablemente falta de todo.

Viendo como había una sola escoba allí, parecía estar a la mitad de una limpieza.

“Qué estás haciendo, señorita? No hay nadie en esa habitación.”

La encargada apareció detrás de Lucella sosteniendo un paño y un balde.

“A-Alguien llamada Giselle solía vivir aquí, verdad?!”

“Oh, eres su conocida?”

La anciana abrió mucho los ojos, encontrando la situación bastante extraña. Y luego continuó.

“Ella murió. Y hace bastante también.”



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Categorías: Reincarnated Dragon