<<32>> — Descanso

La habitación asignada para Lucella y Kafal para esa noche era extremadamente simplista. Tenía un armario, un pequeño escritorio, dos sillas, y…

“Una cama doble… Ya veo, así que nos están diciendo que durmamos juntas.”

En la habitación compacta, una esponjosa cama doble esperaba imponentemente.

“Esto… es?”

“Uhh, bueno, te recuestas en ella… Oh, no necesitas replegarte. Los cuerpos humanos no pueden hacer eso. De todas formas, entonces pones la frazada sobre ti y…”

Aunque obtuvo un cuerpo humano temporal, Kafal era una existencia más allá del sentido común humano. Parecía tener problemas entendiendo cómo usar una cama hecha para humanos, tomó una almohada y comenzó a sacudirla, así que Lucella la llevó a la cama y se acostó con ella.

—Espera, qué estoy haciendo…

No había problemas. No es como si odiara dormir juntos. Siempre se acurrucaban juntos en la montaña, después de todo. Pero aun así, Lucella se preguntaba si esto realmente estaba bien. Imitar a una madre y su hijo como humanos, realmente sería algo significativo para Lucella y Kafal?

No podía calmarse, sintiéndose como si estuviera suspendido a mitad del aire.

“Este… tamaño… Lucella… cerca.”

“Cierto…”

“Nosotras… dormimos… juntas… mucho. Pero… ahora… siente… nuevo.”

Kafal abrazó a Lucella como si fuera una almohada para abrazar.

Como Kafal aún no estaba acostumbrada a crear un cuerpo, este cuerpo mágico se veía humano en el exterior, pero se sentía pasajero al tacto, similar a un peluche.

“Kafal… cuando pequeña… Lucella… grande. Llena… de Lucella.”

Apoyada en su suave pecho, Lucella no sabía qué clase de expresión tenía Kafal.

“Lucella. Lucella… odia… Kafal?”

“Huh…”

Ella habló tímidamente. Sí, con suficiente timidez para notarlo por su tono. La poderosa dragona que pisoteaba la montaña y dominaba los cielos… estaba asustada.

Pronunció las palabras que temía. Su estado había sido un poco extraño desde que vino a la ciudad. Parecía estar en conflicto a ratos, un momento se distanciaba y al siguiente se pegaba a Lucella.

Su corazón estaba lleno de ansiedad y le costaba medir su distancia con Lucella.

“…No. Te amo… creo. No estoy segura.”

Esos eran sus sentimientos honestos, sin falsedades o evitar el tema. Se sentía en deuda, conoció su amabilidad y pensaba que era un ser encantador. Incluso si no podía describirlo, aún quería quedarse con ella para siempre.

Si tenía que expresarlo con una palabra, “amor” sería apropiado. Aunque sí se sentía avergonzado al respecto.

Al escuchar la respuesta de Lucella, Kafal parecía un poco aliviada.

“Por qué me preguntaste eso?”

“Umm…”

Miró al oscuro techo por algún tiempo, para ordenar sus palabras.

La suave luz de las farolas se reflejaba en el río y entraba por la ventana.

“Lo siento. Palabras… humanas… difícil.”

“Ya veo.”

En vez de palabras, Kafal abrazó con fuerza a Lucella. Y entonces.

“Ngh.”

De repente, lamió la mejilla de Lucella, así que terminó torciendo su cuerpo.

“Lo… odias?”

Viéndola tan entristecida, Lucella pensó que había hecho algo malo.

“M-mira, no es eso… Los humanos no lamen como los dragones, porque tiene un significado distinto. Uhh, c-cuando estés en tu forma de dragón, puedes hacerlo.”

“…Ya veo.”

Kafal la abrazó de nuevo, pero con un poco de moderación ahora.

Lucella también, ligeramente frotó sus mejillas en su pecho con afecto.



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