<<29>> — Emparedado

Ya había sido una hora desde que Kugutfulm estaba teñido por el brillo de la tarde.

“Esto… Dinero?”

Kafal sostenía una moneda con un brillo plateado y la analizó en detalle con sus ojos café con pupilas verticales.

A los dragones les gustaban los tesoros instintivamente, y se decía que incluso robaban y reunían las monedas de oro que los humanos hacían, a pesar de no tener ningún uso real para ellas. Kafal, sin embargo, estaba viendo una moneda de plata por primera vez.

“Sí. Sabes lo que es el dinero, verdad?”

“Humanos… intercambian… dinero… por bienes. No… se pudre. Fácil… de llevar. Poder… intercambiar… con… gente… desconocida. Con… dinero… confianza… innecesaria. Invención… para… fortalecer… sociedad.”

Kafal expresó su opinión sobre el dinero, su entendimiento era profundo, a pesar de su mal manejo del lenguaje.

No está familiarizada con la sociedad humana, pero entiende el concepto bastante bien. Como se esperaba, los Dragones son muy inteligentes.

Mientras Lucella estaba impresionada, Viola parecía que tenía algo que decir sobre eso.

“Es el dinero realmente tan bueno? El mundo se divide entre personas con y sin dinero. Además de eso, también están aquellos que recurren a matar por dinero. No es más como un mal necesario, si algo?”

“Tontos… mal. Dinero… no malo.”

“Bueno… Supongo que eso también es verdad…”

La declaración de Kafal estaba teñida con un cierto matiz.

En vez de ser una declaración filosófica, se sentía más como si sus palabras contuvieran algo similar a irritación.

“Lucella. Con esto… comprar… qué?”

Kafal le devolvió la pequeña moneda plateada a Lucella.

Estaban tomando un pequeño descanso ahora para llenar sus estómagos.

Tim fue a un vendedor de almuerzos que vendía porciones extremadamente grandes, mientras que Wein fue a comprar brochetas a los puestos de comida. Al parecer, normalmente compraban comida para siete personas y la comían entre los tres.

Le ofrecieron a Lucella comprar su parte también, pero él quería comer algo distinto, así que lo rechazó.

“Esos emparedados de allá.”

“Huh… Esos?”

Lucella apuntó al carrito de comida en el borde exterior de la plaza de la fuente, y la expresión de Viola se volvió amarga aún cuando ella no era la que iba a comer eso.

“Estás cuerda? Por qué comerías esos emparedados que están más llenos de hojas que carne?”

“Eso es lo que los hace buenos. No pude comer pan o algún vegetal delicioso hecho por humanos en las montañas. No ha sido más que carne y fruta. Y aunque fue delicioso, anhelo un emparedado ahora.”

“Ya veo…”

Viola parecía convencida luego de escuchar la razón.

Ahora que había vuelto al mundo civilizado, Lucella realmente quería comer pan y vegetales.

“Kafal… también!”

“…Quieres comer? En realidad, puedes siquiera con ese cuerpo?”

“No hay… problema.”

Lucella no había pensado en Kafal, primero, porque las porciones humanas serían muy pequeñas para ella, e incluso si pudiera comer, quien estaba ahí era solo su clon, pero parecía que estaba bastante entusiasmada por probarlo.

“Qué quieres comer?”

“Mismo… que… Lucella. Voy… a probar.”

“Entiendo.”

Parecía que no necesitaba particularmente comer, sino que solo quería intentar comer lo mismo que Lucella.

Sosteniendo el dinero, Lucella caminó hacia la mujer de mediana edad en el puesto de comida.

“Dame dos porciones del ’emparedado de vegetales y pescado especial’, por favor.”

“Oh, señorita, el segundo es para tu madre?”

La señora del puesto de comida respondió amablemente.

Sin embargo, su sonrisa le dio un golpe impactante a Lucella, como si alguien lo hubiera golpeado desde una dirección inesperada.

“Errr… sí.”

Madre.

Así es como llamaba a Kafal.

El Lucella actual y Kafal se parecían tanto que podrían ser identificados como madre e hija con una mirada. Así que, objetivamente, se pensaría en ellos de ese modo. En primer lugar, Kafal le había dado el nombre de su hija a él y lo había criado.

Lucella veía su posición actual como el hijo adoptivo de un dragón. Pero aun así, de todas formas. La mujer de mediana edad frente a él era la primera persona que se refirió a Kafal como su madre.

Pero qué… por qué siento esta desconocida sensación de vergüenza…

Sin prestar atención a Lucella sintiéndose avergonzado, la mujer comenzó a hacer los emparedados con una sonrisa cordial.

“Eso es tan admirable. Te daré algo de pescado extra como regalo.”

“G-gracias…”

Con movimientos hábiles, hizo dos emparedados llenos de vegetales y trozos de pescado.

Lucella los recibió en la bolsa y regresó con pasos incómodos, aún no del todo recuperado del impacto anterior.

“Los compré.”

“Qué… dijo… humana… Lucella?”

“Oh, uh, nada malo. Uhh… ‘eres una buena niña por comprar para tu madre también, así que te daré algo extra’— o algo así.”

Viendo a Kafal ansiosa, Lucella rápidamente dio una explicación.

“Buena… humana.”

“S-sí. Probablemente.”

“Iré… elogiar.”

“No! No necesitas hacer eso!”

Lucella detuvo a Kafal de ir al puesto de comida, actuando tres veces más nervioso comparado a antes.

Si hacía algo así, su rostro estaría en llamas por tres días y tres noches.

“Trajimos cajas de almuerzo… huh, qué estás haciendo?”

“El amor maternal estaba a punto de explotar.”

Los otros dos volvieron en ese momento, cada uno sosteniendo un gran envoltorio.

Las cinco personas (o quizás cuatro personas y un dragón) se sentaron al borde de la gran fuente y tomaron sus respectivas comidas.

“Empecemos entonces…”

Viéndolo de nuevo, el emparedado era decentemente grande.

O quizás era mejor decir que el cuerpo de Lucella ahora era más pequeño, así que se veía más grande en sus ojos.

Abrió su boca bien grande y mordió el emparedado rebosante de verduras.

Los vegetales se sentían crujientes, con un agradable toque de amargura. El pan estaba suave y tenía un olor a trigo.

“por cierto, qué tal está, Kafal?” Preguntó Viola, que estaba devorando su almuerzo sentada con una pobre postura encorvada.

“Extraño. Esto es… nuevo.”

Kafal comía el emparedado en mordidas lentas, como para confirmar su textura y sabor.

“Quizás es porque nunca has comido algo correctamente cocinado? He escuchado que los dragones algunas veces viven como nobles, siendo servidos por innumerables monstruos…”

“Oh, sí, el famoso Grupo de Cuatro Colores era así. Dicen que los dragones normalmente viven usando formas humanas.”

“Kafal… diferente.”

“Hay humanos que prefieren vivir vidas primitivas en tierras no civilizadas, quizás la Señorita Kafal es algo parecido a una naturista entre los dragones? Porque creo que es bastante raro incluso entre los dragones independientes ser tan minuciosa al respecto.”

Lucella nunca había pensado tanto en el tema, pero era ciertamente verdad.

Los dragones muchas veces eran considerados seres nobles y de alta clase, más allá de los humanos.

Pero su nobleza difería en naturaleza— había algunos que eran conocidos por su grácil naturaleza salvaje como Bestias Legendarias, y también estaban aquellos que vivían vidas aristocráticas refinadas, interactuando con humanos y tejiendo relatos dramáticos.

La vida de Kafal era como la primera.

Ciertamente, llevaba una vida donde usaba sus garras y colmillos para cazar, pelar y comer su presa cruda, durmiendo bajo el cielo, así que probablemente no tenía experiencia comiendo algo cocinado.

“Qué tal está? Se ajusta al gusto de un dragón?”

“No… lo sé… aún. Pero… comer… igual que… Lucella… feliz.”

“…Ya veo.”

“Por qué te ves tan avergonzada? Oh, tú~!”

Viola molestó con el codo a Lucella. Él no podía hacer nada más que seguir masticando su emparedado.

Pero entonces, cuando vio a Kafal en la esquina de su visión, se sintió como si su rostro fuera acariciado por una mano fría.

Kafal…?

Los ojos de Kafal, mientras miraba al emparedado a medio comer, eran extrañamente serios y solitarios.



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