<<1>> — Carnada viva

“Gah…?!”

■■■■■ miró fijamente la espada ensangrentada que sobresalía de su estómago.

Solo después de vomitar sangre finalmente se dio cuenta de que había sido apuñalado por la espalda.

“No pienses mal de nosotros, ■■■■■.”

Escuchó una voz desde atrás, el tono sugería que el dueño no tenía ni una pizca de culpa por lo que había hecho.

“En lugar de que los cinco muramos, es mejor que cuatro de nosotros sobrevivamos y obtengamos el tesoro. No crees que es una decisión lógica? Los monstruos de la montaña son sensibles al olor de la sangre humana, por lo que se reunirán en tu cadáver y podremos sobrevivir.”

Gemel habló y pateó a ■■■■■ en la espalda mientras sacaba su espada.

“Esto realmente está bien?”

“Hah?! No es este tipo el culpable de todo? Sería más difícil sobrevivir si tuviéramos a este peso muerto con nosotros. Pero nadie dice una palabra sobre esto, me oyes? Todos somos cómplicites en esto.”

Los otros tres que estaban con Gemel tampoco se detuvieron ni lo culparon.

Aventureros.

Eran personas que se ganaban la vida entrando en las colinas y campos infestados de monstruos para exterminarlos y recolectar los recursos.

El grupo de Gemel se hacía llamar “Séptimo Dado” y se ganaban la vida como aventureros.

■■■■■ también formaba parte del “Séptimo Dado”.

Sin embargo, estrictamente hablando, no era un aventurero.

Estaba registrado como uno en el gremio por conveniencia, pero era un ‘gerente’ a cargo del trabajo administrativo.

Actualmente estaban en las partes más profundas del Monte Kuguse, donde vivía un dragón. Los monstruos que merodeaban por aquí eran terriblemente fuertes. Un lugar donde incluso los aventureros inhumanamente fuertes podrían perder la vida.

El “Séptimo Dado” se había colado en esta montaña que tenía una prohibición de entrada. Pero como era de esperar, fueron acorralados por los monstruos que aumentaban gradualmente, hasta que finalmente, Gemel ideó un ‘plan innovador’ y lo implementó.

“No olvides su tarjeta de aventurero.”

“Oh, cierto, casi lo olvido.”

Gemel tomó el equipaje de ■■■■■ después de que el otro miembro se lo recordó.

Rebuscó en la bolsa y sonrió cuando encontró una placa de plata dentro.

“Ahora, incluso si alguien te encuentra, solo pensará que eres un cazador furtivo tonto que se coló en la montaña prohibida.”

Entonces, Gemel se acercó al oído de ■■■■■ y susurró, acompañado de un mal aliento.

“Tú… hijo de…”

“Bueno, fuiste un buen asistente, te concedo eso. Pero ya no te necesitamos. Estoy muy agradecido.”

Una vez se sintió satisfecho con sus comentarios maliciosos, Gemel se llevó a los otros tres y desapareció más allá de los árboles de manera furtiva para evitar a los monstruos.

Y esa fue la última vez que los vio.

“E-Esos bastardos…! Mierda, no puedo morir! No puedo…! No puedo morir en un lugar como este…!”

Gritos chirriantes, difíciles de distinguir si eran de un pájaro o de un monstruo, resonaron en el lugar.

■■■■■ agarró la maleza y se arrastró a través de la intacta montaña verde.

Sangre de color rojo oscuro brotó del agujero en su abdomen y tiñó la hierba mientras palpitaba.

Su respiración temblaba y gradualmente se estaba enfriando.

Sus manos se volvieron más débiles, y su velocidad a la que se arrastraba, que apenas habría superado a una tortuga ahora perdería frente a una babosa.

Pero aun así, su mente estaba llena del pensamiento de que no podía morir, que no debía morir.

Cuando perdió la capacidad de sentir el piso debajo de él y sintió como si estuviera flotando, pensó que eso era todo.

Pensó que su espíritu se había liberado de su cuerpo y comenzó la ascensión.

Sin embargo, eso no era del todo correcto.

Algo grande y tosco había levantado el cuerpo de ■■■■■ y se lo estaba llevando a alguna parte.



Nueva novela y tal, capítulos los miércoles y un par extra probablemente.

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