Capítulo #1 – El chico que quería ser un héroe
Cuando era pequeño escuchaba leyendas de los héroes, esos guerreros legendarios que podían enfrentar a cualquier tipo de oscuridad.
Yo pensaba que mi padre era uno de esos héroes… Hasta que un… accidente terminó con la vida de él y mi madre. Supongo que también perdí el brazo, pero es insignificante en comparación.
En ese momento, mi tío Edward apareció.
Él me guió durante ese tiempo de caos en mi vida, redirigió mi ira hacia un bien mayor, me enseñó el arte del combate y la importancia de proteger a tus seres queridos, me enseñó que la muerte de mi padre tenía un significado, yo estoy aquí por ella.
Pasaron los años y me volví fuerte, lo suficiente como para que él me reconociera, hasta que finalmente llegó el momento. Hoy es el día en el que me enfrentaré a mi prueba final.
Me levanté de mi cama a la primera hora de la mañana, era sorprendente que pudiera levantarme con tanta facilidad con lo que me costó dormir anoche, ¡llegué a las 11 de la noche de la emoción!
Me vestí con cuidado poniendo la funda de mi revolver, Rydel, en mi cintura, arreglé un poco mi pelo y listo. Si alguien quisiera describir cómo me veo, supongo que mencionarían mi pelo rubio algo desordenado como lo que más resaltaba. Salí de mi habitación. En la mesa de nuestro comedor estaba el desayuno que mi tío me había preparado, no estaba aquí, por lo que debe haberse adelantado.
Comí sin mucho apuro, era mi favorito, omelettes.
Pero el destino no espera.
No lo sabía en ese momento, pero ese fue el día en el que mi enemigo se hizo presente en mi vida por primera vez…
Una explosión hizo temblar la casa.
— Qué demonios?!— Fue lo único que pude reaccionar a decir.
Dejé mi comida sobre la mesa y corrí fuera de la casa con mi mano en la empuñadura de mi Rydel.
Al salir de casa vi una multitud de personas corriendo, entre ellas, una me vio.
— Vincent, tienes que salir de aquí ahora!— Fue lo que dijo prácticamente gritando.
— P-pero, qué está pasando?—
— Unos demonio atacaron el pueblo, Edward y los soldados los están deteniendo, pero no durarán mucho — Luego de decirlo pareció darse cuenta de algo — N-no pensarás ir… verdad?—
No le respondí con palabras, él simplemente se puso pálido mientras yo comenzaba a sonreír. Hoy es el día de mi prueba final, no dejaré que una pequeña invasión se ponga en mi camino.
Aceleré hacia la dirección contraria a la que iban los demás, de seguro los encontraré allí.
Pero la escena que encontré allí fue diferente a lo que esperaba…
Ya lo había dicho, pero crecí escuchando historias de héroes y batallas honorables, la realidad ya me había dado un golpe que me enseñó que no siempre era así… Pero esto era demasiado.
Decenas de criaturas humanoides peleaban contra los pocos soldados que seguían vivos mientras los que ya habían caído eran devorados por algunos enemigos que se quedaron atrás. Eran seres humanoides de formas variadas, pero una característica común me decía lo que eran. Los cuernos en sus cabezas que eran un símbolo de terror en todas las razas inteligentes, eran demonios. Más allá se podía ver un pequeño ejército de ellos esperado sedientos de sangre a entrar en batalla, detenidos sin hacer nada por alguna razón.
Justo delante del ejército, como si fuera una exhibición, una demonio que a primera vista se veía poderosa luchaba contra mi tío, ella estaba ganando. Tenía piel de color verde y el pelo de un color similar pero mucho más oscuro, además de una especie de corazón expuesto en su pecho.
Él ya no era joven, no podría ganar contra algo tan fuerte.
Saqué a Rydel de mi cintura y apreté su empuñadura, reafirmando mi voluntad, y me lancé a la batalla.
Corrí hacia los demonios acabando con dos de ellos rápidamente de un disparo cada uno antes de que me notaran, ahora tengo su atención.
Cinco demonios se giraron hacia mí y volé la cabeza de dos más de ellos. Eran lentos en comparación de mi tío, esquivé sus ataques en cuanto se acercaron a mí y les disparé dos balas más, al último lo maté de una patada bien dirigida a su cabeza.
Abrí el tambor de mi Rydel y la recargué. Más demonios venían hacia mí, si me encargo de estos los soldados deberían estar bien.
No eran un desafío, mantuve mi distancia para no ser rodeado y vencido con números, pero no podían ni siquiera evitar que mis balas dieran en sus puntos vitales, todos mis disparos fueron mortales.
Ahí fue cuando lo vi, el combate de mi tío había avanzado hasta casi el final. Él estaba en el piso sangrando de su boca, parecía tener un brazo roto y no podía ver su arma. La demonio caminaba lentamente hacia el con una expresión resignada, quizás hasta aburrida.
No podía permitir que lo matara, no perdería a nadie más de ese modo!
Corrí hacia allá, la demonio levantó su puño cubierto por un guantelete de tentáculos entrelazados, iba a terminar con él.
No iba a llegar. No otra vez. No. No. No.
!!!
De repente, estaba en otro lugar, justo entre la demonio y mi tío.
Cómo…? No, eso no importa ahora. Debo detenerla!
Me detuve y levanté la Rydel apuntando a la demonio.
— Un niño…?—
— Yo seré el que te derrote demonio!— Le grité.
Parecía un poco incomoda, pero no tardó en volver a preparase para pelear.
— Lo siento niño, pero no puedo retroceder sin pelear — Dijo ella.
Los demonios son el mal y un héroe debe derrotarlos. Esta vez yo seré el héroe.
Ella es más fuerte que yo, pero tengo un arma secreta.
Solo necesito- Ella apareció a una corta distancia de mí con el puño en alto, reaccioné rápido y extendí mi brazo derecho, no podía esquivar el golpe o mi tío lo recibiría, debía detenerlo y eso es lo que haría.
Boooooom!
El sonido de una explosión resonó por todo el campo de batalla mientras era lanzado por los aires hacia atrás, pero detuve el golpe… con mi brazo robótico.
Normalmente está escondido debajo de mi manga y un guante, pero está ahí. Fue hecho por mi tío para mí en reemplazo del brazo que perdí en el accidente y está optimizado para luchar, ni siquiera un general demonio debería poder romperlo tan fácilmente.
— Sorprendente, pensar que no solo un humano, sino que un niño pudiera detener un golpe mío. Pude haber estado conteniéndome, pero no es para nada una hazaña sin méritos —
— Dije que seré el que te derrotará!—
— Supongo que tendré que usar un 10% de mi poder —
Ella convirtió su otro puño en una masa de tentáculos y se puso en posición de combate con una sonrisa.
Pero entonces, un ruido comenzó a sonar. Se escuchaba como algo acercándose a gran velocidad. Ese sonido hizo que tanto la demonio como yo miráramos en la dirección de la que venía, ahí, un barco volaba a gran velocidad en nuestra dirección. Mi corazón se aceleró viendo esa gran máquina atravesando el cielo y no pude evitar pensar en un héroe llegando volando en ella con una espada reluciente y una sonrisa que no perdería brillo ante la más profunda de las oscuridades.
En solo unos segundos llegó ante nosotros, la demonio parecía algo más nerviosa, pero no parecía tener la intención escapar o atacar hasta que algo pasara.
Alguien saltó desde la proa del barco aterrizando genialmente fre- Se cayó, no aterrizó bien, sino que tropezó al llegar y cayó al piso. Luego se levantó y miró en dirección a la demonio luego de dudar un momento… Era un poco decepcionante.
Pero, repentinamente…
Blanco.
Eso fue lo que cubrió mi visión.
Unas alas se extendieron desde la espalda de la persona que llegó. Era una chica de pelo verde como la demonio, pero mucho más claro. Las alas en su espalda eran blancas como las de un ángel y en sus manos sostenía una espada gigante, supongo que la podrías llamar una ‘gran espada’.
Ella era una heroína? Quizás no, pero para mí, ella lo era. Definitivamente era la heroína que había venido a salvarnos.
— Oh no. La resistencia es demasiado fuerte, supongo que tengo que retroceder — Dijo la demonio en un tono monótono — Cuídate niño. Ah, y deberían detener ese barco —
— Eh?— La… heroína(?) miró hacia un lado para encontrar que su barco seguía avanzando, aunque lentamente, y eventualmente chocaría con una montaña si no lo detenía.
— Adiós, oh futuros héroes~ — Cuando volví a mirar en su dirección, la demonio había desaparecido, junto con todos los demonios que no habían entrado en combate.
La invasión había terminado.
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