<<36>> — La verdad

Esta era una historia de antes de que Giselle y ■■■■■ llegaran a la deriva a Kugutfulm.

“Puedes hablar Dragoniano?”

“Sí. Bueno, no es nada tan impresionante. Es solo que hay un truco para ello.”

Durante sus viajes, una vez en que descansaban bajo un gran árbol a un lado del camino, Giselle sacó ese tema.

Ella pellizcó su peculiar cabello manchado de blanco y rubio. La proporción de blanco parecía haber aumentado… al menos comparado a cuando ■■■■■ y Giselle se conocieron.

“Sabes, solía estar en el ejército de Maltgartz. Una vez usé esta habilidad oculta para negociar con un dragón. Pero esos sujetos fueron e hicieron un ataque furtivo… El dragón obviamente guardó rencor por ello. Hacia mí, me refiero.”

“Por eso, mi cuerpo lleva una maldición. Gradualmente está siendo consumido y probablemente no tengo mucho tiempo restante. Y dado mi estado, ningún dragón volvería a confiar en mí. Por eso, me descartaron, y solo soy una aventurera sin importancia ahora. Digo, de todas formas nunca querría volver a trabajar con esos tipos.”

Extrañamente, las palabras de Giselle no tenían ni resentimiento ni determinación trágica.

Se veía como una niña inocente, sintiéndose orgullosa luego de contar una historia interesante, lo que ■■■■■ encontraba extraño.


Todo quedó claro. Él, a quien buscaban, terminó siendo el antiguo Lucella. También estaba claro por qué Lucella estaba en la montaña.

“Ya veo. Así que la intérprete de Dragoniano…”

“Sí, era Giselle.”

Estaban en la sala de consulta de la sucursal del Gremio de Aventureros que habían tomado prestada. Lucella, Kafal y Tim estaban en esa habitación, que parecía aún más tensa con solo sillas y un escritorio y sin gente en ella.

Giselle era una aventurera. Y su compañero de cuarto ■■■■■… en otras palabras, Lucella, a pesar de ser un gerente, también era un aventurero.

Por eso, las pertenencias de Giselle pasaron a manos del Gremio de Aventureros. Eso dicho, aparte de los artículos que podrían volverse recuerdos, ya se habían deshecho de todo lo demás.

Actualmente, Wein y Viola estaban buscando esos objetos junto al personal del Gremio. Lucella habló de todo lo que recordó. A Tim y los demás… En otras palabras, a Kafal también, que estaba con ellos.

Kafal miraba al suelo abatida.

Lucella se preguntaba si se iba a desesperar y enfurecerse una vez supiera que Lucella, a quien adoraba como una hija, en realidad era un ladrón que apuntaba al huevo de su verdadera hija, pero no ocurrió.

En cuanto a lo que estaba pensando… él no lo sabía.

“Giselle era una aventurera aterradoramente fuerte. Pero la maldición la había estado consumiendo por un largo tiempo, así que para cuando llegamos a esta ciudad, ella ya no podía sostener una espada. Así que entonces… comencé a trabajar por ella… Pero por supuesto, su situación solo empeoró, y entonces…”

Tim apretó los dientes y golpeó la mesa.

“Gemel, ese maldito…! Sabía que era un bastardo despreciable, pero nunca esperé que fuera tal escoria!! Ese bastardo y todo su grupo desaparecieron luego de encontrarse contigo. Probablemente escapó cuando supo que íbamos a investigar tu… digo, el antiguo tú, su situación, cuyo nombre ha sido perdido. Sería el final para ellos una vez todo estuviera expuesto.”

Tim ardía con indignación justa, como si fuera sobre sí mismo, pero Lucella no tenía energía para siquiera enojarse.

Estaba impactado luego de recordar a Giselle, solo para luego saber que había muerto. Se sintió mortificado por no lograr salvarla. Y se arrepentía de no haber estado con ella al momento de su muerte.

Junto con todo eso, ardía con sentimientos de culpa por haber traicionado a Kafal antes de que siquiera se conocieran.

Deseaba que ella simplemente lo hiciera pedazos.

“Líder! Lucella! Encontramos las pertenencias de la Señorita Giselle!”

Viola entró a la habitación llena de una atmósfera como de funeral.

Abriendo la caja que llevaba, había pequeños artículos y accesorios personales dentro, junto con una carta sellada.

“Por alguna razón, solo la primera página de su testamento no está.”

“La primera página de la carta… Ahí es donde normalmente escribes el nombre del destinatario, verdad? Es por eso que desapareció…?”

Lucella, mientras tanto, tomó la parte restante de su última voluntad.


De cualquier forma, dejemos la conversación de mi aburrida historia en eso.

Mi vida luego de que te conocí fue completamente distinta de la anterior.

Ya me había rendido con todo y planeaba simplemente vivir lo poco de vida que me quedaba, pero porque estuviste ahí conmigo, ese tiempo terminó siendo sorprendentemente divertido e inesperadamente largo.

Te agradezco por eso con todo mi corazón.

El tiempo que pasé contigo fue un tesoro más precioso para mí que el de cualquier dragón.

Siendo honesta, me sentí bastante molesta e incierta sobre ti al inicio.

En este campo, terminas salvando a gente muchas veces, así que no te consideré particularmente especial.

Pero terminaste siendo extremadamente obstinado.

Me seguiste a todas partes e incluso aprendiste las habilidades de un gerente para ayudarme.

Antes de saberlo, me sentía feliz por ello, y eventualmente, en vez ser lo que hacías, eran tus sentimientos mismos los que me hacían feliz.

Verdaderamente, gracias.

Si estás leyendo esta carta, significa que regresaste sano y salvo, pero fallé en vivir lo suficiente para verte. Me entristece que no pueda verte una vez más, pero me alegra que estés a salvo.

Pero aun así, no te voy a decir de nuevo que me olvides, pero quiero que por lo menos te liberes de mí.

Tu vida es tuya para vivirla. Yo ya estoy muerta, así que ya no hay una necesidad de estar atado al piso por mí.

Si te sientes listo para ello, vuelve a Maltgartz y busca a un hombre llamado Shun.

Si mencionas mi nombre, deberías recibir un buen trato. Deberías poder vivir bastante bien como un gerente de aventureros.

Finalmente, me gustaría devolverte un poco de lo que me has dado.

La habilidad para hablar con dragones que mantuve en secreto incluso de ti…

Me gustaría dártela como un regalo.

La escondí en un lugar donde compartimos nuestros primeros recuerdos de esta ciudad. Estoy segura de que serás capaz de encontrarla.

Eres libre de usarla como desees.

Adiós.

Esta despedida me trae soledad, pero sabía que llegaría a esto eventualmente.

Eres demasiado amable, así que esto probablemente te traerá dolor.

Pero ruego que puedas superar ese dolor y vivir con fuerza.

Con Amor —Giselle.



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Categorías: Reincarnated Dragon