<<28>> — Libro ilustrado
Estando en la bulliciosa ciudad Kugutfulm, este edificio destacaba por su evidente silencio. La iluminación gentil de las lámparas mágicas incluso le daban una atmósfera adormecedora.
“Biblioteca… Siento como si también recordara este lugar…”
Lucella visitó la biblioteca, donde las estanterías llenas de libros se alineaban silenciosamente una junto a la otra. Era una biblioteca pequeña administrada por la ciudad. La alfombra de apariencia barata que se extendía debajo eliminaba incluso los pasos de los visitantes y producía silencio.
“No espero mucho, pero busquemos en los registros de la ciudad para ver si hay algún indicio de quien buscamos. Incluso si no podemos encontrar información sobre la persona, si hay registros de alguien buscando un intérprete del lenguaje dragón, podría servir como pista.”
“Por favor.”
“Digo, no soy yo el que estaría buscando, sino que la bibliotecaria.”
Viola sacudió su mano ligeramente y desapareció en la sala de archivos junto con una bibliotecaría que se me hacía conocida. El resto se quedó atrás con mucho tiempo y nada que hacer.
En el silencio que te hacía casi capaz de escuchar la respiración del libro, Kafal observó los alrededores con gran interés.
“Libros.”
“Sí, estos son libros.”
“Lucella. Humanos… por qué… hacer… libros?”
De repente disparó esa pregunta fundamental a Lucella, haciendo que se detuviera a pensar.
“…Los humanos tienen vidas cortar y también mueren fácilmente, así que podrían querer compartir sus pensamientos incluso después de que mueran. Pero como hay demasiados humanos, es imposible hablar con todos al respecto. Así que necesitan una forma de comunicar las palabras a muchas personas sin hablar por su cuenta.”
Lucella consideró las diferencias entre dragones y la gente (particularmente humanos) y dio una respuesta en base a lo que debe haber confundido a Kafal.
Esta era una biblioteca pequeña, pero cada libro debe haber estado lleno con tales esperanzas.
“Libros… registrar… qué?”
“Hmm… Bueno, un montón de cosas. Estos son libros sobre monstruos. Esos de allá son relacionados a la geología… Esta es una ciudad de aguas termales, así que deben ser considerables. Y esos son novelas, en otras palabras, libros de historias.”
“Muchos… tipos.”
“Sí, hay muchos. Pero esta biblioteca sigue siendo pequeña. Las bibliotecas generalmente son creadas por reinos y nobles. Así que, mientras más fuerte, grande y con visión a futuro sea un reino, más grande es su biblioteca. La biblioteca real de Maltgartz por ejemplo es tremendamente grande………”
Lucella se sorprendió por las palabras que salieron de su propia boca.
—Biblioteca… real… de Maltgartz? Sé cómo es…?
Si fueras a escalar el Monte Kuguse, tendrías que venir de Maltgartz (norte) o Setulev (sur).
Como Lucella recordaba esta ciudad, sentía como si lo hubiera escalado desde Setulev, pero entonces por qué también tenía memorias sobre Maltgartz?
Geográficamente, Setulev y Maltgartz estaban cerca, pero como el Monte Kuguse era imposible de cruzar, en realidad estaban muy separadas. Por no mencionar que Maltgartz consideraba Setulev un colaborador de su nación enemiga, así que, qué circunstancias podrían haber hecho que llegara hasta acá desde tan lejos…?
“Lucella… qué es… eso?”
Kafal vio a una madre y su hija sentadas cerca y preguntó.
“«Vamos a ver las estrellas» dijo el Sr. Ratón.
«Sí, sí. Hagamos eso» respondió el Sr. Gato…”
Una madre joven tenía a su pequeña hija sentada en su regazo y le leía un libro ilustrado.
“Eso es un libro ilustrado. Tienen muchas imágenes, escritura simple y muchos cuentos apuntados a niños pequeños. Los niños le piden a sus padres que lean para ellos, y una vez crecen un poco, leen por su cuenta, y en el proceso, aprenden a leer.”
Sintiendo una sensación de responsabilidad como representante de los humanos, Lucella explicó sobre los libros ilustrados como un registro enciclopédico, mientras los ojos de Kafal se quedaban en la madre y la niña leyendo uno de esos libros.
La niña veía alegremente el libro ilustrado mientras la madre lo leía en voz baja para ella con amor.
“Eso… quiero… intentar.”
“…Dices, quieres que lo lea para ti?”
“Voy leer.”
“Errr……”
Kafal sugirió algo tremendo y fue hacia una estantería por su cuenta.
Era una estantería pequeña, para que incluso los niños pudieran sacar libros por ellos mismos.
“Encontré. Mismo… libro.”
Kafal tomó el mismo libro que la madre y su hija estaban leyendo y se sentó en una silla.
“Aquí.”
“…Quieres que me siente?”
“Aquí.”
Estaba dando palmadas a su regazo repetidamente, y Lucella fue abrumada por la presión. Una vez se sentó tímidamente en sus muslos, Kafal abrió el libro ilustrado.
Había un claro dibujo en acuarelas en el libro, era difícil distinguir si era un gato o una niña.
“«Vamos a ver las estrellas» dijo el Sr. Ratón.
«Sí, sí. Hagamos eso» respondió el Sr. Gato…”
Kafal comenzó a leer el libro ilustrado con una voz sentimental, como la de una canción de cuna.
—Lo memorizó?! No estoy seguro si entiende el significado, pero santo cielo la memoria de un dragón es otra cosa!
Kagal probablemente nunca antes había leído el lenguaje humano.
La razón de que haya escogido el mismo libro que la familia de antes era porque podía leer en voz alta lo que recordaba haber escuchado incluso si no podía leerlo.
“Mami, esa niña es más grande que yo, pero le están leyendo el libro.”
“No deberías decir cosas así. Todos comienzan a aprender de ese modo.”
La familia terminó su libro y fueron a devolverlo. La niña apuntó a Lucella dubitativa y su madre la corrigió por ello.
—L-La que está aprendiendo aquí es Kafal, okay?!
Lucella sintió como si hubiera convertido en una antorcha humana por la vergüenza extrema.
“Oh cielos, oh vaya!”
Viola, que había regresado en algún punto, lo miraba con una sonrisa dichosa.
“Qu-, Srta. Viola… ayúdame…”
“Ayudarte? Cómo exactamente?”
“Bajo el hermoso cielo estrellado, el Sr. Gato le dio un beso a la Srta. Ratón…”
Lucella sintió como si le estuvieran haciendo cosquillas por todas partes.
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