Capítulo 3 – En nombre de la venganza

“Se te hace familiar este símbolo?” Le pregunté al anciano cuando regresé a Baumfetter, apuntando a algo que había cortado de uno de los cadáveres.

En algún punto me había vuelto un huésped regular en la aldea de los elfos. Los aldeanos estaban agradecidos de que yo— o mejor dicho, el Enjambre — mantengan el bosque seguro, así que siempre me recibían con un plato caliente de estofado.

“Ese es el símbolo de un sindicato criminal humano, me parece,” respondió el elfo pareciendo algo perturbado. “Aunque no sé de dónde son.”
“Ya veo. Así que no sabes después de todo… Supongo que esto es algo con lo que solo los humanos estarían familiarizados.”

No esperaba mucho desde el inicio. Esos rufianes armados eran humanos, así que la posibilidad de que los elfos supieran algo de ellos era baja. Solo pregunté porque no tenía nada que perder, y no fue ninguna sorpresa que no tuvieran la respuesta que estaba buscando.

“Aun así, gracias por la comida. Hoy también estaba deliciosa.”
“Oh, ni lo menciones. Le debemos mucho más que esto.”

Él hablaba, por supuesto, de que había despedazado a los que intentaron secuestrar a esos niños. Sus padres estaban fascinados de ver a sus hijos volver seguros, aunque me preguntaba a mí misma si los niños no habían sido traumatizados por la experiencia.

“Es la reina Arachnea!”

justo cuando terminaba mi plato de estofado, los dos niños elfos en cuestión, Linnet y Lysa, corrieron hacia mí. Los dos llegaron juntos a la casa del anciano, viéndose alegres y contentos.

Por lo que el anciano me había dicho, Linnet era varios años mayor que Lysa, quien lo admiraba desde que era pequeña. los dos eran amigos de la infancia y tan cercanos como hermanos… excepto que su relación no era tan simple. Todos alrededor de ellos podían ver que Linnet estaba enamorado de Lysa y creían que los dos terminarían casándose en el futuro.

Linnet era un chico saludable con rasgos apuestos y un cuerpo robusto, mientras Lysa tenía miembros bellos y delgados. Ambos eran amables, considerando que estaban dispuestos a salir a recolectar hierbas para un elfo enfermo. Parecía como si el destino los hubiera reunido. También, el par ocasionalmente les jugaba bromas a los aldeanos juntos, lo que les había ganado bastantes retos. Estas solo eran algunas de sus muchas aventuras temerarias. Los adultos no desaprobaban del todo sus acciones, pero estaban preocupados de que los dos jóvenes fueran demasiado imprudentes.

Lysa y Linnet. Los dos se veían perfectos juntos y tenían la bendición de aquellos a su alrededor, con todos esperando ver su boda en el futuro. Siendo honesta, tenía bastante envidia de ellos. Nunca tuve a nadie así en mi vida.

“Tenga estos, Su Majestad!”
“Setas?”

Linnet me estaba entregando un saco de cuero llena de setas.

“Los otros aldeanos me dijeron que le gustan las setas, así que puede tener estos!”
“Oh, gracias. Encontrar tantas no fue un problema?”

En realidad, no era a mi a quién le gustaban las setas, sino que a los Enjambres Trabajadores. No me disgustaban las setas, pero no podía comer tantas. Debería hacer que los Enjambres Trabajadores le agradezcan a Linnet y Lysa en algún punto.

“Sus sirvientes mantienen el bosque seguro, así que recoger hierbas es mucho más fácil ahora,” explicó Lysa. “Debíamos tener cuidado con los cazadores y esclavistas antes, así que solo podíamos recoger setas cerca de la aldea.”

Los cazadores y traficante de esclavos habían estado dando vueltas alrededor de la aldea con frecuencia desde antes de que yo llegara, esto evitaba que los niños pudieran recoger hierbas a menos que fueran acompañados por elfos adultos que pudieran repeler a los atacantes.

Pero ahora, los niños eran libres de dar vueltas por el bosque. Los Enjambres los vigilaban, eliminando exhaustivamente a quien sea que pareciera aunque fuera un poco una amenaza, así que el bosque se estaba volviendo bastante pacífico. Linnet y Lysa probablemente toman ventaja de eso para tener pequeños encuentros nocturnos, verdad? Esos tortolos.

“Sí? Me alegra que mis sirvientes sean de ayuda para ustedes.”
“Sí! Nosotros también estamos contentos!”

Los elfos eran todos naturalmente hermosos, razón por la cual los esclavistas apuntaban a ellos. No quería ni imaginar dónde podría haber acabado algún elfo hermoso. Pero por ahora, el bosque era protegido por mí y el Enjambre, así que los inocentes elfos no necesitaban temer el ser capturados.

Era un poco extraños pensar que una facción malvada como las Arachena estaba haciendo algo bueno. No es que hubiera alguna necesidad de fijarse en el alineamiento, pero el Enjambre aún tenía un deseo por victoria y dominación. Y si fuera a cumplirlo, tenía que ir a la guerra, teñir mis manos de rojo con sangre y recibir el desdén y el desprecio del resto del mundo.

“Tenga esto también, Su Majestad!”
“Qué es esto?” Inspeccioné lo que Lysa me había dado. “Esto es… un muñeco?”

Ciertamente era un muñeco hecho de paja y pasto. Estaba revestido con pelaje animal, y por lo tanto era esponjoso al tacto. Al contrario de un muñeco vudú, no se sentía malévolo o amenazante en lo más mínimo.

“Es un amuleto. Lo hice con Linnet para que la mantenga segura, Su Majestad. Linnet y yo también tenemos amuletos como ese.”
“Oh, entiendo. Gracias. Me alegra que se sientan así,” dije, dándole palmaditas a Lysa en la cabeza.

Y de hecho, muñecos similares colgaban de sus cinturones.

Lysa y Linnet nos trataban con la mayor amabilidad de todos en la aldea, y a pesar de que fuéramos un grupo desconocido de monstruos, ellos pagaron su deuda de buena gana. Era totalmente distinto de los esclavistas y la ciudad de Leen que trataban a los elfos de forma cruel por ninguna razón aparte de su raza de nacimiento.

“De cualquier forma, recibí setas y una comida caliente, así que supongo que no debería molestarlos más tiempo. Ustedes dos tengan cuidado, bien? Los cazadores aun no se han ido del todo.”

Luego de agradecer a los elfos por sus ofrendas, fui de vuelta a la base Arachnea. Tenía mucho por hacer.


Cargué la carne de Leen al Horno de Fertilización. Sin embargo, no pretendía usar esta carne para producir Enjambres Destripadores. Ya tenía bastantes de esos, suficientes como para arrasar con una ciudad si lo quisiera. En vez de eso, tenía planes mucho más grandes para esto.

“Enjambre Caballero,” ordené al Horno de Fertilización, que se retorció en respuesta.

Momentos después, una mano humana surgió de la boca del Horno.

“Aaahh.”

La criatura que emergió era otro tipo de Enjambre, este tenía la parte superior de un humano y la inferior de un Enjambre insectil. Tenía ojos rojo rubí y un cabello blanco trenzado que se derramaba por su espalda.

La parte superior del Enjambre Caballero estaba cubierta en una armadura blanca y tenía una espada larga envainada en su cintura.

Daba inmediatamente la impresión de un caballero.

“A su servicio, Su Majestad.”

Habiéndose arrastrado fuera del Horno de Fertilización, el caballero arácnido se arrodilló frente a mi y bajó su cabeza en reverencia.

“Levanta tu cabeza, Enjambre Caballero Sérignan.”
“Sí, Su Majestad.”

Este era el Enjambre Caballero Sérignan, un tipo de unidad diferente de los Enjambres Destripadores. Era algo llamado unidad heroica. Ganando puntos de experiencia, era capaz de volverse incluso más fuerte, eventualmente creciendo en un ejército de un solo hombre que podía derrumbar el balance del juego.

Dicho eso, cada facción podía producir una unidad heroica, y solo una vez; como tal, la unidad elegida tenía que ser cuidadosamente mejorada y protegida. Aumentar sus puntos de experiencia sin que muriera era una tarea más formidable de lo que parecía a primera vista.

Como todas las unidades heroicas de las otras facciones, el Caballero Enjambre Sérignan tenía su propia historia de trasfondo. Su historia es era un caballero que había sido exiliado por defender a un niño pagano, eventualmente quedando bajo la protección de la reina Arachnea.

Al jurar su lealtad a ella, se convirtió en un Caballero Enjambre. Abandonando el deber que una vez tuvo como caballero y las instituciones que perpetuaban la persecución, se decidió a convertirse en un orgulloso caballero en servicio de la reina y su Enjambre.

Esa era su trasfondo, al menos en el juego. Las cosas podrían ser diferentes en la realidad, y ya había una clara diferencia.

“Eres una mujer?”

Siempre había pensado que Sérignan era un hombre. Por lo menos, siempre se vio masculino cuando veía su sprite en la pantalla de mi computadora. Dicho eso, mi computadora era bastante antigua, así que no podía jugar con los gráficos muy altos…

La Caballera Enjambre Sérignan frente a mí tenía cierta belleza andrógina pero con un rostro distintivamente femenino, también podía ver que tenía pechos bajo su armadura. No podía evitar preguntarme si siempre había sido una mujer, y si es así, cómo demonios la confundí por un hombre?

“Sí, Su Majestad. Soy mujer… Está disgustada?”
“Para nada. Si algo, es mejor de este modo.”

Vamos a trabajar juntas de ahora en adelante, así que siendo una mujer madura, estaba más cómoda trabajando con otra mujer que con un hombre. Si Sérignan hubiera sido un hombre, habría tenido que ser consciente y considerada de ese hecho cuando hiciera decisiones alrededor o sobre él.

“Muy bien, entonces Sérignan. Puedes usar tu habilidad de Mimetismo para tomar forma humana?”
“Sí, por un corto periodo de tiempo.”

Sérignan tenía una habilidad especial llamada Mimetismo, la cual le permitía asumir la forma de un humano ordinario. Ella compartía esta habilidad con otro tipo de Enjambre y la podían usar para escabullirse detrás de las líneas enemigas y causar una gran cantidad de daño, asumiendo que el enemigo no tuviera unidades capaces de ver a través del disfraz.

“Puedes intentarlo entonces?”
“Según su voluntad, Su Majestad.”

Siguiendo mi petición, Sérignan soltó un aullido animal, luego del que su mitad inferior arácnida se contrajo y encogió con chasquidos secos, transformándose en piernas humanas. Por el bien del disfraz, sus piernas ya estaban cubiertas en una larga falda acorazada.

En serio, cómo pensé que era un tipo?
Pensando en retrospectiva, me di cuenta de que fue bastante grosero de mi parte. Me sentí arrepentida.

“Está hecho. Es tiempo de que tomemos venganza?”
“Correcto. Primero necesitamos encontrar al enemigo, entonces los borraremos de la faz de la tierra. Vamos a masacrar hasta al último de ellos.”

Podía sentir mi voluntad siendo ahogada por la consciencia colectiva del Enjambre, pero esta vez me rendí por completo a ella. Su consciencia ahora era una con la mía.

Tomaremos venganza por nuestro Enjambre Destripador caído. Esta era la fuerza en bruto que me empujaba hacia adelante ahora mismo, y la mente colmena ronroneaba en aprobación.

“Entonces esta Caballera Enjambre Sérignan la acompañará a donde sea que vaya, Su Majestad.”
“Gracias. Démosle otra visita a la ciudad, entonces.”

Y así, puse mi plan de venganza en movimiento.


Estaba una vez más en la ciudad de Leen. Como antes, dejé que el líder esclavista se encargara de las riendas mientras Sérignan, un Enjambre Destripador y yo nos sentábamos en el carruaje. Habíamos vuelto para comerciar, pero también había otra tarea importante que realizar.

“Ooh! Viniste a vender más ropa? Gracias a dios! Las que me vendiste la última vez fueron tan populares entre los nobles que han estado muriendo por saber cuándo tendría más.”

El encargado de la tienda en la sastrería alegremente aceptó las ropas de los Enjambres Trabajadores. Aparentemente, ya había vendido toda la ropa de nuestra última visita a nobles y mercaderes adinerados, y los nobles que no pudieron conseguirlas estaban clamando por más. Aun siendo un poco molesto, sus demandas entendiblemente contentaban al encargado.

“Así que, lo mismo de la última vez entonces? Treinta mil floria?” el tendero preguntó, pretendiendo pagar el precio completo.

“No. Veinticinco mil… es suficiente,” dijo el esclavista. “Tengo algo que preguntar… a cambio.”

Él tomó un trozo de ropa con un símbolo— el mismo que había tomado de uno de los rufianes que nos habían atacado y que mataron al Enjambre Destripador.

“Conoces… este símbolo?” preguntó.
“Esto es… Lo siento, no sé nada. Lleva tu problema a otro lugar, por favor.”

Él parecía reconocerlo, pero estaba siendo esquivo, lo que dejaba aún más en claro que escondía algo. No tenía dudas de que sabía a qué grupo pertenecía el símbolo, pero quien sea que fuera, este tímido tendero no quería involucrarse con ellos.

“Debería ir a arrancar la información de él, Su Majestad?” Preguntó Sérignan.
“No, no lo hagas.” Rechacé su oferta. “No necesitamos forzar a que nos lo diga. Es una fuente importante de dinero para nosotros.”

Este hombre era útil para nosotros, ya que convertía las ropas que los Enjambres Trabajadores hacen en dinero, y por lo tanto no podíamos tratarlo sin cuidado. Por prejuicioso que sea hacia los elfos, lo necesitamos ahora mismo. Por lo tanto, vamos a hacer uso de él sin crear ninguna ola innecesaria. Si fuéramos a interrogar a alguien, tendría que ser un individuo sin relación con nuestras necesidades.

“Usaremos nuestro dinero para atraer a un informante o dos. Estoy segura de que encontraremos la fuente pronto,” declaré, esperando pacientemente dentro del carruaje mientras continuaba moviéndose.

“Oye, tú. Detente a un lado.”

Tal como esperaba, fuimos arrinconados por un grupo sospechoso luego de un par de vueltas en los callejones menos vistosos.

“Quién… eres?”
“Huh? Olvi’arse de nosotros tan rápido e’h un poquito insultante, no cre’éh? No me digas que tam’ién olvidaste tu deuda a la Familia Lisitsa!” dijo uno de los hombres. El símbolo del grupo armado que nos había emboscado el otro día estaba siendo expuesto orgullosamente en su pecho.

No había forma de equivocarse; estos hombres pertenecían al mismo grupo que nos había atacado. No esperaba encontrarlos tan fácil.

“Sérignan, prepárate. Vamos a pelear.”
“Como desee, Su Majestad.” Ella se preparó para saltar del vagón con el Enjambre Destripador también listo detrás.
“Eh’cuché que le hicieron pasar al jefe un infierno el otro día. Listos para pagar la cuenta ahora? No crean que le’h voy a dar una muerte fácil. Vamos a exprimir hasta la última moneda de usté’es y una paliza tan fuerte que van a rogar que terminemos con su—”

Las palabras del rufián— mejor dicho, del miembro de la Familia Lisitsa, fueron cortadas a medias por la vista de Sérignan y el Enjambre Destripador saltando del carruaje y preparándose para pelear.

“Haah!” Sérignan deshizo su Mimetismo, exponiendo su mitad Enjambre.

Sacudió su espada larga, cortando la garganta de uno de los miembros de la Familia. Él cayó al suelo tosiendo sangre. Además de Sérignan, el Enjambre Destripador peleó con vigor. Con Sérignan a sus espaldas, este Enjambre estaba protegido, cortando libremente a seis o siete enemigos con sus guadañas y colmillos.

“Huh?! Qué mierda son? De ‘onde vinieron estos—” El aparente comandante de los esbirros de la Familia Lisitsa se congeló cuando Sérignan presionó su espada contra su garganta.
“Muévete y estás muerto,” dijo Sérignan con una mirada fría. “Nuestra reina tiene algo que preguntarte, canalla. Sería sabio responder. Si no lo hacer, tu vida está perdida.”

Ella movió sus ojos a mí.

“Hola.” me acerqué a él con una sonrisa falsa. “Así que tú eres un miembro de la Familia Lisitsa, verdad? Ustedes atacaron este carruaje hace poco, recuerdas?”
“Quién demonios son usté’es? No tenemos ni mierda contigo, solo queremos al escla’ista. Métete en lo tuyo.”

Parecía que no estaba entendiendo su posición.

“Oh, estos es lo nuestro. Cierto, Sérignan?”
“Sí, Su Majestad.”

Sérignan enterró su espada en el cuerpo del sujeto. No había necesidad de darle una señal; la consciencia colectiva transmitía mis órdenes a ella de forma directa.

“Ah. aaah. aaaah!” El hombre de la Familia Lisitsa dejó salir una serie de grititos patéticos.
“Preguntaré de nuevo. Su gente atacó un carruaje que pasó por aquí no hace mucho?”
“Sí, sí, fuimos nosotros!!” Finalmente, el matón confesó. “El jefe llevó algunos hombres e intentaron saquear esa cosa! Pero les pegaron de vuelta, así que corrieron! El jefe quería devolvérselo’h, por eso vinimos por la ronda dos!”

Nos dijo un montón de cosas. Aparentemente su jefe había aumentado la seguridad de su mansión y reunió fuerzas para contratacar. También había puesto un botín por la cabeza de mi mascota esclavista. Siguió parloteando, contándome cosas que ni siquiera le había preguntado. Al parecer, su lealtad a su jefe solo llegaba hasta ahí.

“Eso es todo lo que sabes?”
“Es-eso es todo. Así que dale, por favor. No le diré a nadie que te encontré aquí, solo dej—”

En menos de un segundo, Sérignan cortó la cabeza del hombre.

“Buen trabajo, Sérignan.”
“Un honor, Su Majestad.”

No había un punto en mantenerlo con vida una vez había servido su propósito. Si lo dejáramos vivir, estaba segura de que habría ido a otro lugar a sacudir su lengua, tal como lo había hecho por nosotros.

“Ataquemos su mansión, entonces. Dudo que aplastar a una organización criminal pese mucho en mi consciencia. Creo que es momento para una buena matanza a la antigua.”

Con eso decidido, volví al carruaje con Sérignan y el Enjambre Destripador. Estaba a punto de cometer una masacre, pero no sentía ni una pizca de culpa. Esos bastardos habían matado a uno de nosotros, y no los podía perdonar por eso, incluso si la consciencia del Enjambre caído se mantenía en el colectivo.

“Sérignan, Enjambre Destripador. Ustedes van a masacrar a todos en esa mansión. No hay una sola persona que valga la pena dejar con vida allí. Arranquen sus cabezas. Pinten los muros de rojo con su sangre. Eso aplica incluso si algunos de ellos terminan teniendo sangre verde.”
“Entendido. Todo será como lo ordena, Su Majestad.”

Como lo ordene, huh?

Antes de volverme parte de la consciencia colectiva, esas órdenes ciertamente hubieran sido mías. En ese entonces también temía cometer un asesinato ya que la culpa probablemente me aplastaría. Ahora, sin embargo, era parte del Enjambre, y el fuego de su voluntad había sido encendido dentro de mí. Ya no sentía más culpa; no sentía más miedo.

La única cosa que me quedaba por temer era la ausencia de esas tan humanas emociones.

Continuamos por el camino hasta que eventualmente llegamos a una gran finca. La base de la Familia Lisitsa era un lugar llamativo que apestaba a vanidad y prosperidad vulgar.

Era hora de comenzar nuestro asedio



Views: 0

Categorías: Swarm