Prólogo

Ellos eran un ejército de lo repulsivo y grotesco.
Una mezcla de pula malicia y sed de sangre.
Un símbolo de la muerte más horrible.
Ellos servían como un mal presagio, anunciando la llegada de la catástrofe.
Estos agentes de memento mori eran como la peste negra misma; ellos realizaban la danse macabre, revelando aquello entre los vivos y los muertos.
Su distorsionado flujo surgía del pozo de la locura y arrasaba con pueblos, ciudades y naciones por igual.
El nombre esos que atravesaban y aplastaban todo era…


Érase una vez, había cierto juego de estrategia a tiempo real. Tenía el típico escenario de un mundo de fantasía con multitud de razas compitiendo por la supremacía. Había un total de veintiún facciones, cada una divida en uno de tres alineamientos: bueno, neutral y malvado.

Una facción buena, Marianne, ganaba poder a través de fe devota. Una facción neutral, Gregoria, era regida por dragones desde los días de antaño. Una facción malvada, Flame, era una tribu salvaje empeñada en esparcir destrucción alrededor del mundo.

Recuerdo que había todo tipo de razas y facciones, cada una con sus propias características únicas. Todas tenían sus propias unidades distintivas y estructuras que permitían estrategias únicas y entretenidas. Pero entre todas las facciones del juego, había una que me gustaba sobre las demás: una facción malvada llamada Arachnea.

La Arachnea consistía en una raza de insectos— o realmente, sus unidades eran más similares a arañas— y su sistema político era totalitario. Su estructura ecológica era la de una colonia construida alrededor de una reina.

En cuanto a su milicia, la Arachnea formaba tropas que devoraban a sus enemigos, dejando solo huesos detrás. Invadían las otras facciones indiscriminadamente, jamás utilizando la diplomacia. Si sintiera ganas de ser algo cínica, podría llamarlas fascistas. Pero era la facción que encontraba más fácil jugar y gradualmente llegué a adorar sus variadas unidades. Cuando se trataba de enfrentamientos en línea, siempre elegía a la Arachnea con ciega devoción.

Arrasar en el juego temprano era una táctica viable para lograr la victoria; ocultarme detrás de las defensas de mi facción para construir un ejército lo suficientemente grande para devastar el mapa entero era otra. Mejorar mi facción para usar las unidades más caras para aplastar al enemigo con gran poder era incluso otra condición de victoria.

Mientras pudieras mirar más allá de su diseño exterior, las unidades Arachnea eran relativamente balanceadas y completas. Gané innumerables partidas con ellas, incluso consiguiendo victorias en algunos torneos en línea. Mis consecutivas victorias con la Arachnea me ganaron un apodo entre los demás jugadores: “BugSis.” Lo encontraba un sobrenombre algo lindo y encantador, me gustaba bastante.

“BugSis es una verdadera maestra Arachnea.”
“estas bien con los insectos en la vida real también? no puedo aguantar a las arañas :x”
“hey BugSis, escuché que hay una nueva contramedida para esa táctica macrófaga que odias.”

Recuerdo hablar de esto y aquello con mis amigos en línea por el chat del juego. Nuestras conversaciones siempre eran animadas, fuera que estuviéramos celebrando una nueva estrategia exitosa o rompiendo algún récord.

Pero aun habiendo jugado este juego por años, no puedo recordar su nombre.
No puedo recordarlo.
Por qué yo…?
Dónde estoy?
Por qué mi memoria está tan borrosa…


Click… Clack…
Un extraño sonido sacudió mi consciencia.
Click… Clack…

Era un sonido peculiar diferente al tictac del reloj. Era más como… el sonido de una engrapadora multiplicado muchas veces. Quizás era metal tocando con metal. Lo que fuera, el sonido era por completo desagradable.
Reverberaba cerca de mis oídos y hacía que se activara mi reacción de lucha o huida.

“Qué de…?”

Miré a mi alrededor, aun sintiéndome un poco mareada. Inmediatamente, mi aliento se atascó en mi garganta. Frente a mis ojos había una araña gigantesca, mucho más grande que un ser humano. No… quizás era una hormiga? O un escorpión?

La vista de esta criatura indescriptible me hizo retroceder en pánico. Pero mi espalda chocó de inmediato con el muro despiadadamente frío y duro detrás de mí. No había escape. Miré alrededor, solo para encontrar cientos más de esas cuasi-arañas rondando por la oscuridad.
Por primera vez, sentí un escalofrío de genuino terror atravesar mi espalda.

Van a comerme viva, pensé.

“Su Majestad ha despertado.”
“Maravilloso. Espléndido.”

El momento en que estas abominaciones misteriosas hablaron, una gran realización llegó a mí. No eran estas criaturas los soldados Arachnea a los que me había apegado tanto a través de los años? No eran ellos… el Enjambre?

Todo volvía a mí— estos arácnidos eran parte del Enjambre, tropas colectivas de la malvada Arachnea. El brillante lustre de su negro y elegantemente curvado exoesqueleto… Afilados y atroces colmillos que aterraban a muerte a quienes los viera… Apéndices como guadañas que podían cortar a través de cualquiera y lo que fuera… Letales y efectivos aguijones venenosos agraciando sus caparazones…

Este era el mismo Enjambre que había pasado incontables horas cuidando, con solo el monitor de la computadora separándonos. Los que estaban frente a mí tenían guadañas largas y afiladas, desproporcionadas a sus cuerpos y patas largas y angostas. Estas características pertenecían a los Enjambres Destripadores, un tipo de Enjambre fácil de producir en masa usados en tácticas de carrera en juego temprano.

No hay forma de confundirlos. he usado legiones de este tipo de Enjambre para aniquilar facciones enemigas cientos de veces. Ninguna unidad podría ser más nostálgica para mí. Incluso ayudaron a asegurar mi victoria en algunos torneos.

Mirando detrás de los Enjambres Destripadores puedo ver también algunos Enjambres Trabajadores. Ellos eran las unidades trabajadoras que construían nuevas estructuras, reparaban las ya existentes y producían armas de asedio. Seguido me encontraba encantada con la arquitectura y diseños insectiles de sus construcciones.
Eran grotescas, pero tenían su propia belleza, reminiscente de lo que podrías encontrar en una película de horror de alta calidad.

También había algunos Enjambres Excavadores junto a ellos. Su costo de producción era mayor que el de los Enjambres Destripadores, pero a cambio eran capaces de una acción única— excavar bajo tierra y excavar hacia la base enemiga. Ellos estaban destinados para ataques sorpresa y eran bastante complicados de usar. Sin embargo, una vez dominados, los Enjambres Excavadores prueban ser unidades confiables capaces de conquistar bastiones enteros sin el apoyo de armas de asedio.

Cómo podría haber olvidado sobre estas unidades después de haber pasado tantos años usándolas en el juego? No… Por qué mi memoria está tan borrosa para empezar? De todas formas, qué es este lugar? Por qué estoy aquí?

“Su Majestad ha regresado.”
“Gloria a la Arachnea.”

Lo sabía. Realmente son el Enjambre y este es el campamento Arachnea. Pero qué estoy haciendo aquí? La Arachnea solo existen en el mundo del juego y ciertamente no en la realidad. Es esto alguna clase de sueño? No, todo se siente demasiado vívido y real para que sea un sueño.

Intenté tocas a uno de ellos. Podía sentir la sensación lisa del cuerpo del Enjambre. El sonido de sus colmillos tocándose hacía eco de un modo que no sería posible en un sueño. Esto era real. El Enjambre frente a mí, en esta fría cueva— todo era real. Cosas que pensé que solo existían en mi juego favorito estaban frente a mis ojos en increíble detalle.

“Ordénenos, Su Majestad.”
“Deseamos un líder. Un líder que nos guíe.”
“Una reina para llevarnos a la victoria.”
“Una reina para servir como nuestro núcleo y nos ordene.”

El Enjambre levantó la voz, ignorando mi incertidumbre. Entonces, todos levantaron sus patas delanteras e inclinar sus cabezas— el gesto de obediencia de la Arachnea.
Asumían esa pose cuando un jugador las producía y cuando ganaban una batalla. Era la única acción amigable que los insectos de la Arachnea eran capaces de hacer. Ellas no mostraban este gesto a nadie más que el jugador. Todos los demás serían recibidos con guadañas, colmillos y aguijones mientras el Enjambre reducía a sus enemigos a pedazos sin una pisca de piedad, solo para devorar sus cuerpos luego.

El problema es que yo no era una reina. Incluso si me llamaban su reina, no podía estar a la altura de ese rol. Junté valor y hablé al enjambre que había insistido en que era su reina, adorándome en el proceso.

“No soy su reina,” le dije al Enjambre con resolución.
“No. Su Majestad es la reina.”
“Su Majestad es, sin ninguna duda, nuestra reina.”
“Ha olvidado las incontables veces que nos ha guiado a la victoria?”

Incontables veces? Los guie a la victoria? Se refieren a las partidas en línea? Ellos recuerdan como gané esas, pero yo no puedo ni recordar como llegué aquí?

“Lidere nuestra conquista hoy también, Su Majestad.”
“Nuestra diosa de la guerra y reina invicta. O, gloria a la Arachnea.”
“Su Majestad, ordénenos. Guíenos a la victoria.”

Cada Enjambre individualmente hablaba del mismo modo. Eso era porque estaban moviéndose como una consciencia agregada que tenía a la reina como su núcleo. Todos eran uno y uno era todos. Los incontables Enjambres en este lugar estaban moviéndose bajo lo que era esencialmente una voluntad compartida y no tenían diferencias individuales.

Varios cientos de Enjambres realmente creían que yo era la reina Arachnea.
Qué pasaría si siguiera insistiendo en que no era su reina? Incluso ahora, cuando mi consciencia ya ha comenzado a mezclarse con la suya?

Sí, podía sentir que mi consciencia estaba conectada a la mente colmena. Sabía lo que estaban pensando. Estos Enjambres realmente pensaban en mí como su reina y deseaban la victoria, a pesar de no tener idea de qué clase victoria era. Ellos me veneraban como su reina, pero yo no podría comenzar a entenderlo. Si seguía negándolo, qué pasaría conmigo?

“Ahaha… Ahahahaha!”

No podía hacer nada más que reír. Qué se supone que haga? Mi mente no es tan frágil como para romperse y volverme loca con solo esto, así que junté lo que me quedaba de cordura en un intento de adaptarme a la situación en mano. Mientras mi mente se esforzaba por aceptar esta increíble realidad, mi voz de la razón gritaba que escapara. Sin embargo, mi escaso sentido de autopreservación me advirtió que me quedara ahí.

Francamente, volverme loca podría haber hecho esto mucho más fácil.
Pero no me había vuelto loca, así que tenía que tomar una decisión. Si fuera a continuar negando mi posición como reina, la Arachnea— contra quienes no tenía oportunidad— se rendirían conmigo y me destrozarían. Pero si reconocía que era su reina, tendría que dirigir a estos adorables y preciosos insectos.

No quería morir. No soy tan previsora ni suficientemente sabia como para aceptar mi propia mortalidad. Bueno, parte de mi sentía el deseo de rendirse y aceptar la muerte, pero sus ecos eran tenues y vacíos. Una mucho más fuerte voz me urgía desesperadamente a vivir.

Sobre todo eso, no quería traicionar las expectativas del Enjambre que había peleado por mi bien por tantos años, incluso dentro de un mundo ficticio.
Incluso si todo tomó lugar en un videojuego, ellos habían peleador por mí por mucho tiempo.
Ellos eran mis amigos y más confiables subordinados.

En cuando me di cuenta de esto, no había más espacio para deliberación. La respuesta era obvia. No había otra opción, no había otro camino para que yo avanzara.

“Muy bien.” Me levanté. Con una sacudida de mi cabello negro hasta la cintura, declaré, “Los liderará al triunfo como su reina. Que seamos victoriosos!”

Hablé tan grandiosamente como pude, como para hacer notar al mundo entero que era la reina. Con esta proclamación, juré mi lealtad al Enjambre y les prometí la victoria.

“Que seamos victoriosos. Todos alaben a Su Majestad!”
“Que seamos victoriosos. Todos alaben a Su Majestad!”

El Enjambre vitoreó a mis palabras moviendo sus mandíbulas en lo que probablemente pasó como un tipo de aplauso.

Qué será de mí ahora que me he jurado a estos grotescos insectos? Fue mi juicio aquí realmente racional, o la influencia del inconsciente colectivo del Enjambre atravesó el mío y me volvió loca?

Quizás lo hizo. Prometer ciegamente al Enjambre la conquista que desean cuando no tengo un entendimiento de la situación fue sin duda una decisión tonta.
Visto de otro modo, probablemente mi decisión no hubiera cambiado. Y considerando lo que viene después, quizás debería haber buscado una alternativa.

De todas formas, decidí no abandonar a mis insectos y en vez caminar el camino de la reina. No tenía arrepentimientos, pero no estaba segura de que mi decisión no fuera una guiada por la locura.

Pregunté de nuevo: me volví loca? Algunos aspectos de la escena me hacían pensar que podría ser el caso. Mi memoria estaba borrosa y mi entendimiento de la situación era endeble como mucho. La evidencia de que había perdido la cabeza aparecía una tras otra. Pero del modo en que estaba en ese momento, con mi consciencia a punto de ser tragada por el Enjambre, no podía distinguirlo del todo.

No sabía nada. Ni lo que era este mundo, ni cómo llegué aquí, ni cómo me convertí en la reina de la Arachnea. Pero, estaba cuerda. Quería creer eso. no… solo me había convencido de que lo estaba, y quizás ya estaba medio loca. Si no hubiera estado al menos un poco loca, no habría hecho la decisión activa y sin dudas de llevar este mundo a la calamidad a las manos de los monstruos frente a mí.

Y así, me convertí en la Reina de la Arachnea— una decisión que me transformaría en la carnicera más aborrecible y aterradora de todas.



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